Mario Saldaña
Transición en jaque
Sobre la crisis politica generada por la destitución de la procuradora Príncipe
El Gobierno se ha empeñado, irresponsablemente, en poner en jaque el proceso de transición democrática.
Algunos guardábamos la esperanza de que Pedro Cateriano hiciera bien su trabajo, liderando una gestión que hiciera una pausa al enfrentamiento al que nos conducía Palacio con el único propósito de blindar a Nadine Heredia de todas las acusaciones de las que es objeto, en especial, las de lavado de activos.
La última ronda de visitas a los principales líderes de la oposición había dejado la sensación (y en cierta forma un hálito de tranquilidad) de que existía el propósito de separar en los siguientes meses la gestión gubernativa de la guerra política desatada por los fundadores del partido nacionalista contra buena parte de la clase política.
Pero lo ocurrido el martes último (un martes negro en realidad) muestra a un Gabinete (hoy por hoy, con más aprobación que Humala y Heredia como colectivo e incluso en la aprobación individual de varios de sus integrantes) jugado total e irregularmente a favor del blindaje político y legal de la “jefa”.
Un problema político que pudo ser solucionado con la renuncia del exministro de Gustavo Adrianzén se multiplicó por 20 con la destitución de la Procuradora Julia Príncipe. Si a eso se le suma la decisión del Tribunal Constitucional de levantar la prohibición al Ministerio Público de investigar a Nadine, vía una decisión abrumadora de 6 votos a cero, la derrota política del régimen es contundente.
Claro, salvo que el Gobierno haya destituido a Príncipe a sabiendas de que la decisión del TC le iba a ser adversa, y por tal motivo apuró para el mismo día del fallo el cese de la procuradora y la renuncia de Adrianzén. La pregunta ahora es ¿quién tendrá a su cargo la acusación y nueva investigación a Heredia?
Aquellos que el martes nos preguntábamos cómo era posible (y lo parecido que tal circunstancia guardaba a situaciones acaecidas en épocas montesinistas de los 90) que los tres hechos (cese, renuncia y fallo) se produjeran el mismo día, pudiéramos tener en lo señalado una posible respuesta.
Pero regresando al Gabinete, su comportamiento político inaceptable no deja otro camino que el de la censura. Uno puede entender las primeras declaraciones de Luis Iberico, titular del Legislativo, en el sentido de que se reunirá con el Presidente del Consejo de Ministros para conversar sobre lo sucedido, como una muestra de sensatez y sentido común.
Quienes aplauden lo anterior, en el entendido que a menos de 6 meses de las elecciones y a 9 del cambio de gobierno sería irresponsable “mover el bote” para que esto se termine de caer, deben saber que es más irresponsable permitir que el Congreso abdique de su rol de control político pasando por alto una conducta irrespetuosa antidemocrática de este Gabinete.
No se justifica jugar con la vacancia presidencial. Existe la figura de la responsabilidad política. Pues que se haga efectiva. Pese a que el oficialismo está profundamente debilitado, es mejor que los pocos fieles que aún le quedan le permitan reconstruir un Consejo de Ministros por 9 meses antes que aceptar una grosera afrenta como la vista hace dos días.
Por: Mario Saldaña C. (@msaldanac)
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