Mario Saldaña
Prófugo “no retornable” y régimen débil
¿Terminará Evo Morales el trabajo sucio de salvar a Belaúnde Lossio?
En medio del clima de extrema crispación política en el que nos encontramos, es políticamente inviable que el gobierno del Presidente Humala pueda alcanzar el éxito en la concreción de una agenda mínima, que incluya, por ejemplo, normas pro-reactivación económica o la reglamentación consensuada de la “ley pulpín”. Ni qué decir de un plan contra de la inseguridad ciudadana, para no mencionar la reforma al proceso de descentralización o las enmiendas constitucionales para mejorar la calidad de la representación política, o al menos un plan concertado para lograr el éxito en la organización de los Panamericanos 2019.
El debate y la agenda están en cualquier lado menos donde deberían estar. Lo cierto es que el Gobierno ya perdió la iniciativa en los temas relevantes, y hoy, sea por su incapacidad o por su real falta de voluntad, todo indica que con suerte llegaremos el 2016 a un recambio democrático frenados económicamente y en medio de escándalos de corrupción irresueltos y artificialmente tapados por el Urresti de turno (el de hoy o el que encuentre Palacio más adelante, si lo encuentra).
Lo dicho antier por el ministro Daniel Figallo (que hace rato no debería estar en el Gabinete) es preocupante. Ha calificado a Martín Belaunde Lossio como un prófugo “no retornable”. ¿Esto quiere decir que debemos prepararnos para no volverlo a ver en el Perú? ¿Se cerró el círculo? ¿Al señor se le dejó fugar y punto? ¿Evo Morales terminará de hacer el trabajo político sucio que Humala no estuvo dispuesto a asumir dándole refugio al (¿ex?) amigo de Palacio?.
En medio de todo esto. Tenemos a un ministro del Interior desbocado, con cheque en blanco para proferir insultos por doquier, pero que solo expresa la parte folclórica de la estrategia de confrontación que el Gobierno ha privilegiado desde su inicio por sobre el diálogo y la confrontación. Esta situación (la de Urresti) está resultando bochornosa para la Presidenta del Consejo de Ministros, Ana Jara, quien hace poco amagó un intento de controlar los desvaríos del ministro. La sensación, sin embargo, es que hace buen rato el ministro obvia por completo a la jefe del Gabinete, y que sus recientes disculpas públicas por haber agraviado a un grupo de mujeres es solo un paso atrás para seguir dando varios hacia adelante.
Si el Gobierno quiere salir de su extrema debilidad debe dar algunos pasos claves. El primero debiera ser un inmediato cambio de Gabinete que refresque el poco más de un año que le quede por delante, para al menos dejar la posta con algunos intentos de reforma. Si mantiene su actual camino, el final es de difícil pronóstico, pero en suma nada positivo para el Perú.
Por: Mario Saldaña C.(@msaldanac)
(15 - Ene - 2015)
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