Mario Saldaña
La agenda de salida de Humala
¿Qué exigirle al gobierno que haga en los 18 meses de gestión que le quedan?
La acusación de Keiko Fujimori y Alan García al gobierno de provocar el triunfo de Gregorio Santos en Cajamarca por distintos motivos (victimización por su proceso judicial, abandono de las tareas sociales-comunicacionales en esa región, doble discurso -“agua si oro no”- con sus ex socios políticos, etc), debe ser entendida en la lógica de acumulación política-electoral de ambos líderes y candidatos. Es decir, contienen una parte cierta y otra no.
Es verdad que, al igual que en Cajamarca, el “partido” oficial ha estado ausente en todo el país en las elecciones del 5 de octubre. El entrecomillado es ex-profeso. No hay partido oficial. Lo que vemos hoy al mando del Gobierno es a un grupo de personas dirigidas desde Palacio de Gobierno, que intentan, con muchas limitaciones, y por ende con muy escasos resultados, terminar lo menos mal posible con el encargo que recibieron el 2011.
A un colectivo que hasta ahora lo mejor que ha hecho es, a lo sumo, amagos de reformas (acaso los únicos intentos en marcha y que, por ello mismo, deben ser salvados, son la Ley Servir y el proyecto de mejora de la Educación), es un exceso pedirle que simultáneamente tenga un partido consolidado a nivel nacional y que luche política e ideológicamente a favor del “crecimiento con inclusión social” (para empezar, cuál es el programa o la ideología que inspira hoy al nacionalismo?) .
No pidamos peras al olmo. En cualquier caso, si el APRA y el fujimorismo pudieran arrogarse hoy en día el título de defensores del sistema pro mercado, o ni siquiera eso, pro desarrollo, en las diversas regiones del Perú, habría que decir que nuevamente han sido derrotados, para no hablar de un nuevo fracaso.
Pero ese fracaso es compartido por el 80% de la clase política, del empresariado y de quienes deseamos seguir creciendo a tasas que nos permitan seguir reduciendo la pobreza en el país al igual que la informalidad y la falta de instituciones. Entre otras cosas, porque ya no solo Santos o su gente volverán a controlar Cajamarca. Otros radicales también controlarán diferentes regiones, y además desde el 1 de enero, varios presuntos criminales y delincuentes se instalaran oficialmente como autoridades regionales o municipales. Por ende, repito, la derrota es de todos.
Sugerencia: antes que criticar a Humala y a su agrupación por una capacidad de la que adolece, exijamosle y de manera consensuada, con toda la clase política, que en los menos de 18 meses de gobierno efectivo que le quedan, ejecute una agenda de reformas urgentes dirigidas a cambiar el modelo de regionalización (que nos está balcanizando), y a neutralizar el deterioro profundo del sistema de representación política, además de los temas referidos a la reanimación del crecimiento económica, claro está.
Si es que de verdad pensamos en el futuro del Perú, exijamosle al Gobierno aquello que sí podría hacer. Y el resto de políticos también.
Por Mario Saldaña C.
(9 - oct- 2014)
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