Heriberto Bustos

Descentralizar para avanzar

Los gobiernos regionales y la educación

Descentralizar para avanzar
Heriberto Bustos
23 de enero del 2019

 

En el ámbito educativo nacional y a raíz de las manifestaciones de algunos gobernadores recién elegidos —en relación a sus competencias en materia educativa y sus intenciones de llevar adelante modificaciones sustantivas en cuanto al currículo (Junín y Puno) y la gestión educativa (Cajamarca)— empiezan a surgir opiniones diversas, en general de rechazo y acusación de atentar contra la estructura del Estado. Algo que resulta. por decir lo menos, irresponsable.

En decisiones de naturaleza educativa, es menester detenernos un poco y analizar con serenidad lo que viene sucediendo. El malestar de los gobernadores regionales es un asunto directamente relacionado con las necesidades de descentralización, su ansiedad los lleva a plantear —junto a sus preocupaciones— salidas frente a la actual situación educativa, expresando un interés coincidente con el Ministerio de Educación, cuya misión es garantizar que todos los estudiantes del país logren aprendizajes de calidad para cerrar las brechas de inequidad existentes.

Debemos considerar que la polarización entre centralismo y descentralismo obedece a miradas, concepciones y prácticas que entrañan intereses individuales y grupales, cercanos o alejados de realidades concretas. Es algo bastante natural; lo extraño es que quienes tienen la responsabilidad de asegurar procesos educativos de calidad para todos los estudiantes del país, afirmen en orientaciones de política algo diferente a su actuar, evidenciando incompetencia y alejamiento de lo ético.

En el año 2013, siendo ministro de Educación Jaime Saavedra, manifestaba en sus políticas de descentralización lo siguiente: “Habiendo culminado la transferencia de funciones del Minedu a los gobiernos regionales es necesario construir la institucionalidad y los mecanismos que permitan que la gestión educativa se constituya en un adecuado y efectivo soporte institucional para la implementación de estos procesos estratégicos a fin de garantizar el derecho de los niños, niñas y adolescentes a una educación de calidad y apropiada a las necesidades que se derivan de sus particulares contextos territoriales”*.

No obstante, en su periodo se inicia un proceso acelerado de centralización de las acciones educativas, constituyéndose un ejército de profesionales que “invadieron” las regiones con una serie de proyectos o programas. Esos profesionales ignoraron la existencia de las Direcciones Regionales, dependientes de los gobiernos regionales, y ni qué decir de las Unidades de Gestión Educativa Local. Por ello se generaron disconformidades que fueron creciendo para luego manifestarse en la huelga nacional de los profesores del 2017, época de la señora Martens, que por inercia siguió a pie juntillas las prácticas de su antecesor.

Intentos de modificar esta situación corresponden al periodo del profesor Vexler. Lamentablemente el corto tiempo de su permanencia trajo por los suelos los avances en la tentativa de volver al carril de la descentralización, que en términos concretos pasaba por el empoderamiento de las direcciones regionales y ciertamente de las UGEL, mejorando sus capacidades de gestión con el incremento de personal calificado y el traslado de responsabilidades de los proyectos o programas que se ajustaban a las necesidades educativas de las regiones. Erróneamente la gestión actual, pretendiendo diferenciarse de lo avanzado por el equipo liderado por Vexler, retomó el camino de Martens y Saavedra, asumiendo un accionar centralista

Ahora que corren vientos de renovación en el país —puestos de manifiesto en la intencionalidad del presidente de la República de fortalecer los gobiernos regionales, de otorgarles la prerrogativa de conducir adecuadamente los destinos de su población, de trabajar de manera coordinada— las opiniones de los gobernadores regionales deben motivar una profunda reflexión que conduzca a rápidas rectificaciones. Esto a fin de evitar que la confrontación entre los gobiernos regionales y el gobierno central agudice más la debilidad de nuestra democracia.

Hoy por hoy, desbrozar el camino educativo de mentalidades centralistas es un paso necesario para avanzar en el desarrollo de las regiones y del país.

* Ministerio de Educación (2013), Balance y desafíos de la descentralización educativa. Serie Cuadernos de trabajo para la gestión descentralizada de la educación.

 

Heriberto Bustos
23 de enero del 2019

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