Uri Landman
Cogito ergo sum reloaded
Caviares no quieren perder el control de la Sunedu
No tengo la costumbre de escribir dos semanas seguidas sobre el mismo tema. La semana pasada, escribí sobre la Sunedu (Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria), si no lo recuerdan. Tenemos nuevo gabinete, nuevos ministros y nuevos escándalos sobre lo que podría escribir. Sin embargo, a raíz de dicho artículo, recibí tantas preguntas y comentarios que decidí investigar un poco más sobre el tema y creo que encontrarán mis conclusiones interesantes. Tal como Neo, interpretado por Keanu Reeves, que regresa recargado en la película Matrix Reloaded, yo les traigo mi análisis recargado de por qué los caviares se oponen de manera radical a cualquier cambio que se proponga para la Sunedu.
Según hemos comentado, el Congreso aprobó un proyecto de ley que busca cambiar la estructura del consejo directivo de la Sunedu y darle una segunda oportunidad a las universidades que no aprobaron el licenciamiento, para que puedan presentarse nuevamente al proceso. No podemos estar de acuerdo con lo segundo, va en contra de la mejora del sistema universitario, que universidades “jaladas” por no contar con estándares mínimos de calidad sigan brindando sus servicios. Estos centros de estudios deberían cerrar de manera definitiva.
Con respecto al consejo directivo de la Sunedu, estamos de acuerdo que debe haber un cambio. Actualmente el Ministerio de Educación, que está controlado por los caviares, nombra al superintendente de la Sunedu y, por ende, tienen el control de la institución en el sentido práctico. Se preguntarán ¿para qué quieren controlar los caviares de manera férrea la Sunedu? Recordemos que las universidades han estado exoneradas del pago del impuesto a la renta, y que todavía siguen exoneradas del pago de muchos otros impuestos. Ello genera un flujo de caja realmente enorme. Estos montos millonarios, con poca o nula supervisión, han terminado financiando a los partidos políticos.
Para muestra, un botón. Podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que casi todos los partidos políticos peruanos, tienen el respaldo de un grupo educativo. El caso más claro es el partido Alianza por el Progreso (APP) de Cesar Acuña, dueño de la Universidad César Vallejo y de la Universidad Señor de Sipán. El partido Podemos Perú tiene el respaldo del señor José Luna Gálvez, dueño de la Universidad Telesup (en proceso de cierre definitivo por Sunedu). La Universidad San Martín de Porres es muy cercana al partido Aprista Peruano, sobre todo en vida del ex presidente Alan García. La Universidad San Ignacio de Loyola es propiedad del ex vicepresidente Raúl Diez Canseco Terry, de Acción Popular. Según información que estoy en proceso de confirmación, el ex presidente Alberto Fujimori también contó con el apoyo de un grupo que posee institutos de educación superior. Por supuesto, no nos podemos olvidar de la Universidad Católica del Perú, controlada por los caviares, quienes apoyan a su candidato de turno.
Si la mayoría de universidades son instituciones sin fines de lucro y sus ganancias deben ser reinvertidas en la misma universidad ¿Cómo es posible que puedan financiar partidos políticos a vista y paciencia de las autoridades del Poder Judicial, y que el JNE no diga nada? Les voy a hacer otra pregunta para responder la anterior: ¿saben qué trabajo pueden tener los jueces y fiscales de manera adicional a su carrera judicial? Creo que lo han adivinado. Los jueces y fiscales pueden ejercer la docencia universitaria sin ninguna restricción.
¿Será coincidencia que el juez supremo Cesar San Martín haya sido docente de la Universidad Católica del Perú? ¿Será otra coincidencia que los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez también sean docentes de la Universidad Católica del Perú? Estoy seguro de que también es una coincidencia que Fernando Tuesta Soldevilla (ex jefe de ONPE), Eloy Espinoza Saldaña (miembro del Tribunal Constitucional), Marianella Ledesma Narváez (ex presidente y miembro del Tribunal Constitucional), Jorge Luis Salas Arenas (Presidente del JNE), Piero Corvetto (Jefe de la ONPE) y una larga lista de caviares hayan sido o sean docentes de la Universidad Católica del Perú.
¿Qué hubiera pasado si la empresa en la que trabajo invita a dos fiscales supremos de viaje a Europa, en medio de un proceso judicial? Estoy seguro de que nos hubieran abierto un proceso por colusión. Pero cuando la Universidad Alas Peruanas invitó a los vocales supremos Francisco Távara Córdova y Jorge Solís Espinoza de viaje a Europa, para dar una “charla” sobre Cesar Vallejo, no pasó nada. ¿Recuerdan que Francisco Távara ha sido presidente del JNE? ¡Qué coincidencia!
Creo que ya empezamos a darnos una idea de la importancia que tiene para los caviares el manejo del organismo que fiscaliza las universidades. Si ellos tienen el control de la Sunedu, entonces pueden “dirigir” las acciones de fiscalización y multar o cerrar, por cualquier falta real o imaginaria, a las universidades asociadas a los partidos políticos que le son incómodos o pasar por alto los desvíos de dinero de aquellas universidades que a ellos beneficia.
Como dijo el dictador mexicano Benito Juárez: “Para mis amigos todo, para mis enemigos, la ley”.
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