Giovanna Priale
China: ¡Sí que es importante!
Expectativas del próximo viaje del presidente a China
“Mirar a China es mirar el futuro”, decía un profesor mío —César Ferrari— en Colombia, y tenía mucha razón. En mi columna del año 2015 en Perú 21 mencioné la necesidad que tenía China de redefinir su modelo económico, el cual le permitió un crecimiento acelerado en las últimas tres décadas, hasta el 2014, basado principalmente en la exportación.
China se convirtió en el principal proveedor mundial y, con una gran capacidad de venta a precios más baratos que la competencia, logró alcanzar una tasa de crecimiento anual de 9.7%. No obstante, en los últimos años China ha logrado mantener su crecimiento alrededor del 6,7%, debido a las políticas implementadas por el gobierno, las que se han centrado en el fortalecimiento del consumo interno, el mayor dinamismo del mercado inmobiliario y un constante crecimiento de la inversión pública.
A China le está resultando muy complicado implementar las reformas internas necesarias para fomentar la participación del sector privado. En particular las reformas destinadas a resolver el problema estructural de la economía, el cual está relacionado con el exceso de capacidad instalada en industria pesada
Es así como el viaje de nuestro presidente Kuczynski a China resulta más que relevante para establecer estrechos lazos de coordinación con ese país. Lazos que nos permitan contar con inversión de capital fresco en Perú, a largo plazo y bajo condiciones que sean monetaria y fiscalmente beneficiosas.
Ecuador es un país que ha venido trabajando con China desde el 2007, y también es un claro ejemplo de aquello que debemos hacer y lo que debemos evitar. Nuestra prioridad debe ser que China invierta de manera directa en Perú; empezando, probablemente como en Ecuador, con actividades de bajo riesgo y buena rentabilidad, como es el caso de los sectores petrolero y minero. Pero con la mira en que China participe cada vez más en actividades de largo aliento, en las que se pueda compartir el riesgo de la inversión en horizontes de largo plazo.
Lo que quisiéramos evitar es que China sea solo una fuente de crédito. Porque en ese caso podría ocurrir, como en Ecuador, que la deuda externa llegue a representar varias veces la inversión directa, y que esto se convierta en un innecesario dolor de cabeza. Al cierre del 2014, Ecuador le debía a China más de US$4,700 millones mientras que la inversión directa del país asiático solo ascendía a US$ 90 millones.
De otro lado, tan importante como contar con China como socio estratégico es destinar el dinero desembolsado a proyectos de alta rentabilidad social y que le aseguren a Perú sostenibilidad a largo plazo. A manera de ejemplo, Ecuador apunta a ser un país autosustentable en energía eléctrica a partir del 2016, para lo cual está trabajando en la construcción de siete centrales hidroeléctricas, una eólica y una termoeléctrica. No obstante, la clave en este caso es que el flujo de caja de cada proyecto —por ejemplo los ingresos de la central hidroeléctrica— sea consistente con los pagos de las obligaciones pactadas con el gobierno chino.
Se trata, pues, de inteligencia financiera fina —que nuestro presidente maneja ampliamente— que, de la mano de una estrategia de desarrollo sostenible, se encargará de hacer la lista de los proyectos que el gobierno considera prioritarios en esta visita a China. Es evidente que requerimos inversión extranjera privada de alta calidad y a largo plazo para hacer nuestro país viable y con menor desigualdad social. ¡Vamos, Perú!
Giovanna Prialé Reyes
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