Giovanna Priale
A propósito del sistema de protección social: ¿Qué opina la OECD?
Recomendaciones del último reporte sobre pensiones de la OECD
Hace unos días conversaba con algunos expertos en seguridad social (seguro de desempleo, pensiones de jubilación y seguro de salud) y me reiteraban la relevancia de que una reforma integral ambiciosa —de cara a sumar, para convertirnos en un país desarrollado miembro de la OECD— incluya tres puntos claves: incremento del número de personas con cobertura, estructuras de financiamiento sostenibles a largo plazo y esquemas flexibles para el desarrollo de productos innovadores y competitivos, en especial para la gran masa de trabajadores independientes.
En el último reporte sobre pensiones de la OECD se identifica un conjunto de recomendaciones que me parece fundamental tener en cuenta, también, en el caso de la seguridad social. Estas recomendaciones incluyen, entre otros puntos:
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La necesidad de dotar de competencias financieras a los ciudadanos, desde muy temprana edad, a fin de que estos, llegados a la edad de trabajar, puedan elegir de manera informada y responsable las mejores herramientas disponibles en el mercado de seguridad social, para protegerse ante los riesgos de desempleo, enfermedad y vejez.
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La importancia de desarrollar productos financieros que —en el caso de pensiones— les permitan a los trabajadores mitigar los riesgos de longevidad y rentabilidad. Como se sabe la esperanza de vida de la población va en aumento, mientras que las tasas de interés de los instrumentos de inversión a largo plazo presentan una tendencia decreciente. Así se requiere el desarrollo combinado de instrumentos financieros que permitan —desde temprana edad— que los ciudadanos cuenten con protección completa de seguridad social (desempleo, salud y pensiones).
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La necesidad de establecer, en los países en los que convivan sistemas de pensiones público y privado, condiciones similares en términos de administración de fondos y requisitos para la jubilación, de manera que se fomente la libre movilidad entre ambos, sin afectar al trabajador.
Resulta asimismo interesante al revisar este último documento que el total de activos que administran los sistemas de pensiones privados en los países miembros de la OECD se haya incrementado de manera sustantiva entre el 2000 y el 2015. Así, Dinamarca, Estados Unidos e Inglaterra cuentan con fondos de ahorros privados para la jubilación que alcanzan más del 100% del Producto Bruto Interno (PBI).
Por su parte, países en los que hace diez años el sistema de pensiones público era predominante —como Japón, México y España— al 2015, empiezan a presentar una mayor participación de los fondos de pensiones privados. Es por ello que el informe prioriza la relevancia de la construcción de buenos instrumentos financieros que potencien el retorno a largo plazo y la necesidad de trabajar en el desarrollo de competencia financieras para reducir las brechas al final de la vida laboral del trabajador.
Si queremos ser parte de la OECD, no solo para la foto sino por convicción, no tiene sentido navegar contracorriente. Por el contrario, se trata de aprender lo bueno y mejorarlo.
Giovanna Prialé Reyes
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