La censura del ministro de Energía y Minas, Rómu...
Las intensas lluvias de los últimos días —que han afectando a la sierra peruana, desde el centro hasta el sur— están alarmando a la población. En el sur, el colapso del puente Montalvo, ocasionado por el desborde del río Moquegua, ha dejado incomunicadAs a las regiones de Arequipa, Moquegua y Tacna.
En Arequipa, muchas viviendas han sido destruidas y más de 110 familias han sido evacuadas. En la localidad de Aplao, la fuerza de la inundación de lodo y piedras destruyó todo lo que encontró a su paso. Intensas granizadas han destruido 30 viviendas en Caylloma (Arequipa), dejando otras 400 viviendas afectadas gravemente. En la localidad de Manchego, 200 hectáreas de sembríos se perdieron y lo mismo sucedió con 60 hectáreas de sembríos de maíz morado en Quequeña. Y más de 70,000 cabezas de ganado pueden morir por las bajas temperaturas.
En Mirave (Tacna) otras 400 familias han sido afectadas por otro deslizamiento que ha destruido el pueblo entero. El Gobierno ha declarado en emergencia las regiones del sur por los daños provocados por las intensas lluvias, granizadas, nieve, derrumbes, obstrucción de las carreteras, cortes de agua potable, alcantarillados colapsados, obstrucción de los canales de regadíos, activación de quebradas y crecidas de los caudales de los ríos.
Hasta el día sábado, un reporte del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), señalaba que la temporada de lluvia 2019 ha ocasionado la muerte de 10 personas y ha herido a 14. Asimismo, indicaba que 1,600 personas han sido afectadas, 15 puentes han colapsado y tres kilómetros de carreteras quedaron destruidos y 140 kilómetros afectados. En respuesta, ya se han destinado 54 toneladas de ayuda humanitaria.
En la región Junín ha colapsado el túnel Yanango, inaugurado en octubre 2017. La estructura del túnel —ubicado entre Tarma y La Merced, considerado el segundo más largo del país (1,025 m)— ha sido afectada por las filtraciones y las constantes caídas de roca sobre su superficie superior. Otra obra mal diseñada, mal construida o mal supervisada, que debe ser investigada. En ese contexto, los pobladores de Junín han manifestado su desconcierto por la indiferente reacción de las autoridades regionales frente a la inutilidad del túnel y los constantes deslizamientos que interrumpen las carreteras sin que las maquinarias, los equipos y personal técnico se hagan cargo de esas emergencias.
Frente al temor de un probable fenómeno de El Niño costero, que podría activarse nuevamente, los expertos no se atreven a pronosticar situaciones más extremas por la falta de mayores evidencias. Uno de ellos, Luis Suárez —desde Huancayo, experto en meteorología—, ha señalado que las lluvias torrenciales no están relacionadas con el conocido fenómeno de El Niño. “Todos los fenómenos de El Niño son diferentes. Además, en febrero es temporada de lluvia en toda la sierra. Lo que en realidad existe es una relación directa entre los destrozos provocados por la precipitaciones pluviales y la ineficiencia de las autoridades previniendo y resolviendo cada situación lo más ponto posible”, ha señalado el experto.
En efecto, pese a todos los esfuerzos de las autoridades del Gobierno central para resolver los destrozos materiales ocasionados por las lluvias intensas, una vez más se constata que la prevención no existe. Y sin prevención no hay plan, y sin plan no se puede convocar al sector privado, clave para enfrentar estos fenómenos y reconstruir infraestructura dañada.
Después del fenómeno de El Niño Costero 2017, se señaló en reiteradas oportunidades que la prevención se debe trabajar arriba, a 4,000 o 5,000 kilómetros sobre el nivel del mar. Allí se debe construir reservorios y diques para almacenar el agua, para luego administrarla convenientemente. Allí también se debe sembrar árboles nativos para contener la fuerza de las precipitaciones. Sin embargo, esas recomendaciones han servido solo para los medios y para la academia y sus auditorios.
En el norte queda el mal recuerdo de la Reconstrucción con Cambios (RCC), que marcha a paso de tortuga. Después de casi dos años ha entregado un 5% de las obras, de un total de S/ 25,000 millones. La RCC no está solucionando las dificultades de los damnificados. Por ejemplo, unas 100,000 personas vinculadas con las micro y pequeña empresa, afectadas por el fenómeno de El Niño costero 2017, siguen sin poder acceder a créditos en el sistema financiero. Por las inundaciones y avalanchas, los pequeños y medianos emprendedores perdieron sus inversiones y no pueden cumplir con sus obligaciones crediticias pactadas con anterioridad al fenómeno climático. Se han quedado sin posibilidades de acceder a nuevos créditos y reiniciar sus negocios.
Por otro lado, como siempre, los inescrupulosos siguen aprovechándose de las desgracias nacionales: la Contraloría General de la República ha detectado en Lambayeque pagos por más de S/ 7 millones por obras no ejecutadas relacionadas con la descolmatación del río La Leche, afectado por el fenómeno de El Niño 2017.
Varias plagas bíblicas, pues, se han desatado sobre el Perú; mientras la administración Vizcarra parece asumir sus responsabilidades a cuentagotas.
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