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El ministro del Interior debe ser apartado por la gobernabilidad del país
En entrevista con RPP, el presidente Ollanta Humala ha señalado que no tiene temor alguno de una eventual captura de Martín Belaunde Lossio y que para su gobierno “nadie tiene corona y que no hay trato preferencial”. Las declaraciones del jefe de Estado, de una u otra manera, responden a las urgencias nacionales que se han desatado con la extraña fuga de Belaunde Lossio y las gigantescas interrogantes que ha generado la actuación de la policía y del ministro del Interior, Daniel Urresti.
Si en el gobierno nacionalista no existe corona para nadie, entonces, debería producirse la renuncia inmediata de Urresti a la cartera de Interior porque, ya sea por omisión o por acción, Belaunde Lossio se convirtió en un “verdadero rey” ante la justicia y la ley peruana en su escape hacia La Paz.
Cuando el prófugo ingresó a Bolivia a inicios de diciembre y, peor aún, cuando el 15 de diciembre solicitó que se le otorgara la condición de refugiado, la policía boliviana no conocía de una supuesta alerta roja de captura internacional para Interpol que debió emitir la policía del Perú y las autoridades de Interior. Vale recordar que existe una orden de prisión preventiva contra Belaunde Lossio hace 18 meses atrás.
En la administración nacionalista se debería entender el enorme daño que está causando el affaire Belaunde Lossio a la gobernabilidad. Cada día que pasa se suma un nuevo escándalo y los estrategas de bolsillo creen que politizando el caso hasta el extremo se podrá salvar la cara para conseguir la condición de refugiado político. Algo de eso existe en los insultos de Belaunde Lossio contra el ex presidente Alan García, que han merecido una demoledora respuesta del líder aprista, calificándolo de “cajero conyugal”.
Es hora de poner las barbas en remojo y entender que solo se puede superar este culebrón político con gestos claros y directos. Uno de ellos es el relevo de Daniel Urresti de la cartera de Interior, quien ha demostrado que no solo ha coronado a Belaunde Lossio sino que le ha otorgado todas las gollerías habidas y por haber para un escape tranquilo a La Paz. Urresti debe irse. Poco a poco esta demanda se convertirá en clamor nacional.
Para ser justos y evitar los extremos, Belaunde Lossio solo compromete a la pareja presidencial en las suculentas consultorías pagadas a Nadine Heredia antes de que el nacionalismo asumiera el poder. Es decir, las interrogantes nos podrían llevar hasta Caracas. Con el nacionalismo en el poder, los negocios de Belaunde Lossio solo generan indicios para implicar a la pareja presidencial, pero nada más. El gran problema es que el humalismo pretendió arrinconar a García y a las fuerzas de oposición utilizando indicios, tal como se hizo en los regímenes bolivarianos. Vale recordar que en democracia no se puede sentenciar en base a indicios sino de pruebas.
Por todas estas consideraciones, el Jefe de Estado debería demostrar con hechos que en su administración nadie tiene corona y proceder al inmediato relevo de Urresti. No tiene otra. De lo contrario, la gobernabilidad del país se deteriorará cada vez más y el futuro de la pareja presidencial se ensombrecerá más.
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