Hugo Neira

¿Vaticano o Pandemonio?

Frédéric Martel y su investigación en el Vaticano

¿Vaticano o Pandemonio?
Hugo Neira
24 de febrero del 2019

 

Mafias internacionales y locales, novedad de las tecnologías, amenazas de la Rusia de Putin con nuevos misiles, nuevas modalidades de terrorismo, hackers que atacan Estados, bancos y empresas, catástrofes naturales del cambio climático, Maduro y los países totalitarios que lo apoyan, ¿y ahora se suma la asombrosa crisis en la Roma católica? Pasmo y turbulencia al enterarnos de que «el Vaticano es la comunidad homosexual más importante del mundo» (Martel). Me sorprendo escribiendo esta crónica. Estamos en un siglo en que lo imprevisto no tiene límites. Pandemonio quiere decir ruido y confusión.

Los diarios del mundo. «El Vaticano en vilo, un libro destapa la red gay en la jerarquía». No es tan simple, ¿una red? Lo veremos más adelante. El destape se llama Sodoma, investigación en el corazón del Vaticano. Su autor, el sociólogo francés Frédéric Martel. Lo he escuchado estos días en la televisión francesa. Ha explicado cómo escribió ese libro. No es un libelo. En su extensa historia, la Iglesia ha sufrido ataques panfletarios. Para mí, la Iglesia es una institución, un clero y no soy de los que van a misa, pero respeto a las religiones, a todas, desde la fe de mis abuelas a los budistas. Por eso mismo, me impresiona lo que está pasando. Sodoma está siendo impreso en ocho lenguas y estará en librerías desde el 1° de abril. Pero vivimos la era de Internet. Desde el 21 de febrero se ha lanzado el ebook. Y lo he adquirido. 600 páginas.

Martel ha entrevistado a 1,500 personas del Vaticano, 41 cardenales, 52 obispos y prelados. Un trabajo de cuatro años. Ha viajado a 30 países, al encuentro de clérigos en América Latina, Asia, Estados Unidos y el Medio Oriente. En su libro confiesa haber vivido al menos una semana por mes en el propio Vaticano, «bajo la hospitalidad de prelados que se reconocían formando parte de esa sociedad de homosexuales clérigos», a los que ellos mismos llaman, «la parroquia». Códigos entre ellos. En su libro dice que nunca ocultó su condición de periodista y de investigador.

Al grano, el problema no es el sexo ni la homosexualidad. Es el engaño. La doble moral de cardenales, arzobispos y prelados. ¡Homofóbicos en público y gays en privado! Martel no se ocupa de rumores ni de chismes. Roma no es Lima. La impresión que me deja al leerlo es que acaso es el primer especialista de la vida de los que residen en el Vaticano. Los conoce uno a uno. En su libro desfilan personas de carne y hueso, el cardenal Benjamin Harnwell, que no tiene inconveniente en declararse gay. O el cardenal Burke, quien tiene una posición extremadamente compleja. Es el cabecilla de los «homófobos» —o sea, de los que no aceptan a los gay—, al tiempo que él se declara uno de ellos. ¡Vaya usted a entenderlos!

La revelación de estos días es que hay un Vaticano gay y el sartén por el mango. Aquí entra a tallar uno de los entrevistados, Francesco Lepore, y esto no es novelita con personajes imaginarios. Lepore era el orgullo de los cardenales por su inteligencia, hasta que lo «reducen» al estado laico (qué idea, como si el laico fuese inferior al que lleva sotana). Y cuando lo interroga Martel, su respuesta es «pienso que son un porcentaje muy elevado, por lo menos el 80%». La noticia dio la vuelta al mundo. ¿Es exacta? Poco importa. Una hegemonía. Pero en secreto.

No estamos, pues, ante lo que el papa Juan Pablo II llamaba «las ovejas perdidas». Estamos ante un fenómeno mayor. Eso que los sociólogos norteamericanos llaman un pattern. En el Vaticano, los seminarios y la vida cotidiana son «homoeróticas», dice Martel. Además, comunidad homosexual pero dividida. En Sodoma, Martel describe la existencia de ¡clanes! Su descripción es real y patética. Hay los drag-queens, los realistas, los fluidos, los queers, los no estables, los extravagantes. Y entre ellos se insultan, se dicen «locas». Los matices son para que toda variante gay sea admitida. Y luego, Martel ironiza, “Oscar Wilde habría aplaudido”.

¿Qué pasa en el mundo católico mientras los prelados la pasan muy bien en el laberinto sexual del Vaticano de hoy? Aquí, la opinión sin tapujos de un cardenal, Marc Quellet: «Progresión inimaginable de escándalos y abusos sexuales, una Iglesia en estado de estallar». No es solo el Vaticano, sino «en todas las parroquias del mundo, en las conferencias episcopales, en todas las diocésis, la contaminación». «La Iglesia parece un Titanic a punto de hundirse». La Iglesia está lejos de la grey. «Ni en Alemania, Suiza, o Austria la gente católica entiende la oposición de Roma a la contracepción, los preservativos, las uniones libres, y menos aún, el celibato de los curas».

Sin embargo, y es hora de decirlo, el papa Francisco en sus homilias matinales en Santa Marta hablaba de «los falsos devotos, los rígidos insinceros». Y con frases cabalísticas, «detrás de los rígidos, algo se esconde». Ya sabemos qué. El secretismo. Hay sin embargo una salida. Los curas de la religión ortodoxa —los coptos, los primeros cristianos de los primeros tiempos—, se casan, tienen mujer e hijos, y llevan la sotana.

¿Cuándo ha comenzado esta cruzada? Cuando Francisco le dice al maestro de ceremonias, ya nombrado papa, «se acabó el carnaval». Lo que ocurre en el Vaticano no es un asunto baladí. Concierne a 1,165 millones de seres humanos. Las religiones también tienen mutaciones. ¿Es el fin del celibato? ¿Qué pasa en el Vaticano? Acaso, una vez más, la soberbia de los que se creen intocables.

Pero hay algo más, algo muy enrevesado y complicado. Ese mundo del Vaticano gay, está poblado de una masa crítica de sacerdotes cultos y con experiencia. Sin embargo, ¿son a la vez, homófobos y homosexuales? Roma está en Europa y hace rato que la homosexualidad no es un delito. Aquí hay un enigma, que abordaremos en el siguiente artículo.

 

Hugo Neira
24 de febrero del 2019

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