Hugo Neira
Rafael del Riego
El militar español al que algunos países americanos deben su independencia
En este breve texto quisiera salvar un pedazo de nuestra historia, un personaje cuya vida e ideas no deberían ser desconocidas por gran parte de nuestros ciudadanos, pero los historiadores las esconden. Es el caso del general Rafael del Riego, que se negó a dirigir una flota contra los movimientos independentistas. En este portal, toqué el tema en una columna del pasado 20 de junio (*) y vuelvo a tocarlo por su importancia. Del Riego, antes de San Martín y Bolívar, evitó que fracasara nuestra emancipación. De haber llegado la Gran Expedición de Ultramar probablemente habríamos tenido otro siglo de dominación. Pero en 1820, del Riego logró detener su partida. Lo hago por amor a la patria y no por alguna ideología. El papel del historiador es narrativo, el lector decide quién es el peor o el mejor. La historia es siempre imprevisible. Todo lo que a mí me interesa es la verdad.
¿Quién fue Rafael del Riego, militar y político, el hombre que se negó a una expedición gigantesca sobre las colonias americanas? Si usted es peruano, no conocerá probablemente lo que hizo, mientras que en otros países como México, sí lo conocen. Saben qué fue esa Gran Expedición que en 1819 organizaba la España imperial. Preparaban algo que pudiera detener a gran parte de las colonias que ya intentaban independizarse
El gobierno español, tenía para eso el mayor ejército en Andalucía, en Cádiz y la isla de San Fernando, un ejército de 20,200 infantes, y 1,370 artilleros con 94 piezas de campaña, y además, catorce escuadrones de caballería. Esa enorme expedición de ultramar estaba al mando de Enrique José O’donnell, conde de La Bisbal. Y para escoltarlos, las fuerzas navales contaban con cuatro navíos de línea, tres a seis fragatas, y diez fragatas, cuatro a diez bergantines, dos goletas, y treinta cañoneras, entre otros. La tripulación se componía de 6 mil marinos. El total de los hombres está en discusión entre los historiadores, entre 14,000 y 25,000. El objetivo era “sofocar definitivamente la sublevación de las colonias de América”. “El plan era dirigirse a Venezuela” según unos, o “desembarcar cerca de Montevideo y apoderarse de Buenos Aires” según otros. Otros más afirman que iba dirigida a México. Es evidente que lo que era levantamiento y ejércitos locales, hubiera tomado tiempo en vencer pues no eran las guerras locales de esos siglos. ¿Cómo se desmorona tal proyecto? Tras el llamado Pronunciamiento de Riego. Riego estaba al mando del Segundo Batallón Asturiano de la Gran Expedición a Ultramar y a favor de la Constitución liberal de 1812. Renuncia a la España absolutista. El político se impuso por encima del militar. Desde el balcón de Tineo en Asturias, el general Riego dio un discurso a sus tropas, el 1° de enero de 1820. He aquí su pedido de una España liberal, no un régimen absolutista:
“España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la nación. El rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución; la Constitución, pacto entre el monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz entre sangre y sufrimiento. Mas el rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el rey jure y respete la Constitución de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles, de todos los españoles, desde el Rey al último labrador. [...] Sí, sí, soldados, la Constitución. ¡Viva la Constitución!”
Finalmente, tras su levantamiento, la Gran Expedición se desmoronará dándose tiempo a los movimientos independentistas americanos para organizarse. El resto lo sabemos. La Restauración del absolutismo, la guerra al otro lado del océano que fue inevitable, y aparecieron las Repúblicas.
Rafael del Riego, teniente coronel de 35 años, era muy español. Había nacido en una familia hidalga asturiana. Iniciada la guerra de la independencia (o sea, la guerra contra España), estuvo en las batallas donde las tropas españolas sufrieron importantes derrotas. Pero él se sentía un liberal, y se sabe que fue hecho prisionero el 13 de noviembre de 1808 y deportado a Francia donde conoció las teorías liberales más radicales (Wikipedia). Desde Francia, viaja por Inglaterra (el reino en donde no solo estaban las familias reales sino las cámaras parlamentarias) y también Alemania. En 1814, al retornar a España y reincorporarse al ejército con el grado de teniente coronel, quienes han estudiado su vida nos dicen que se había hecho masón. De ahí su lucha contra el absolutismo.
En España, en la primera etapa del reinado de Fernando VII llamado ‘sexenio absolutista’ (entre 1814 y 1820), Riego ya masón prefiere restaurar la Constitución de 1812. No puede moralmente hacer una guerra del otro lado del océano contra quienes no querían un poder absolutista que era la esencia y la mentalidad del poderoso imperio español. La Gran Expedición a Ultramar no lograría disminuir el poder absolutista y por esa razón, no acepta el cargo militar y se pone en una situación difícil para la guerra. Su pedido es una monarquía sin el absolutismo que había vuelto en 1820. Después de su pronunciamiento en 1820, fue destituido de la capitanía general.
A pesar de ello, su popularidad crecía, sus soldados por un tiempo lo apoyaron. Marchó a Cádiz donde había una mayoría de liberales, pero finalmente, capturado, lo trasladaron a Madrid donde pidió clemencia a los que había ofendido por sus posibles crímenes liberales. Fue declarado culpable de alta traición, y el 7 de noviembre de 1823, en la plaza de la Cebada, en Madrid, ejecutado por ahorcamiento, entre los insultos del público. Tenía 39 años. “Rafael del Riego pervivió en la memoria popular como un héroe mítico de la lucha por la libertad”, señala Wikipedia. Víctor Hugo lo menciona en Los Miserables, y por mucho tiempo se tocaría el Himno de Riego como himno revolucionario.
Era un enemigo y rival del absolutismo. Nunca lo dijo pero no podía odiar a los países americanos cuando los revolucionarios eran como él, tenían el deseo de un imperio pero con un régimen que no diera todo el poder a las casas imperiales como los austriacos. Pero quiso más el cambio político en España. Logró un régimen constitucional que impuso en 1820, por un tiempo vencedor de la monarquía absoluta. Militarmente, fue entonces nombrado Capitán General en Aragón. Pero los monárquicos solo soportaron el Trienio Liberal (1820-1823).
El antihispanismo. Políticos y estudios
Es hasta normal el rencor de la dominación de un imperio. A lo cual se suma el homenaje al mundo de los incas en cada aniversario de la Conquista. Tanto los incas como los aztecas —civilizaciones que no tuvieron contacto con otros continentes — estuvieron aislados por los océanos. Sin embargo, ninguna sociedad escapa a la necesidad de los dominadores y los dominados. Muy poco se lee sobre los excesos del sistema de organización de las civilizaciones prehispánicas durante milenios. Nos olvidamos que el mundo inca se extendió del sur al norte de Sudamérica, y que mucho antes de que llegaran los conquistadores, el Imperio inca controlaba unas cien culturas. Y que cuando aparecieron Pizarro y los primeros extranjeros, el Cusco y sus poblados estaban en guerras locales. A tal punto que, durante la Conquista, muchos pueblos sometidos ayudaron a vencer el Imperio inca. Cierto que no fue por las armas de los invasores europeos, poco numerosos, sino por la pérdida de los dioses. El cristianismo que las naves españolas trajeron consigo no pedía sacrificios humanos, ni sacrificios de los hijos, esos que hasta hace poco siguen descubriendo los arqueólogos en las cumbres de los Andes de Arequipa. ¿Fue más humano el ritual cristiano que el de los indígenas? No lo sabemos. Pero la dulzura del Dios amable ha tocado diversos pueblos y culturas en lo que fue los espacios del mundo egipcio y otros, en el Mediterráneo.
Se espera, sin embargo, el rencor lógico de parte del dominado ante los dominadores. Hubo por cierto una esclavitud feroz, sabemos cómo se redujeron a lo largo de los siglos las poblaciones nativas. Y como pasa siempre, se etiqueta algún pueblo o etnia. Los alemanes, en la Alemania nazi, se inventaron un pueblo a exterminar, al cual se le podía negar inclusive la condición humana. Los judíos.
Pues bien, siglos después de los errores que comentamos, busquemos, esta vez, la herencia, la mentalidad y las sociedades que los españoles dejaron. Así, no se puede dejar de recordar a un personaje como Rafael del Riego, español, militar, político y liberal. Al español se le toma por conservador, reaccionario, se le atribuye lo peor posible. ¿Y no era español el que muriera ahorcado, por luchar por la libertad de los novohispanos, nuestra libertad?
Por cierto, la guerra republicana de la que emerge Franco pareciera ser prueba de ese mundo de españoles que no gusta. Por último, ¿España no está en Europa? Pero no es Europa. Sin embargo, nosotros los latinoamericanos, debemos tomar en cuenta que después de los 40 años de un gobierno tiránico, se convierte en un país con un régimen monárquico, y luego, un Estado con democracia. Y con modernidad. Los ferrocarriles, la educación, la tecnología, como en los otros países con sociedades que entraron a la revolución industrial. En América Latina hemos tenido decenios de caudillos, pero ninguno de ellos nos hizo entrar a la modernidad.
En una próxima ocasión les hablaré de las Cortes de Cádiz donde fueron llamados varios peruanos. Otro ‘olvido’. Es el primer Congreso. En el nacimiento de la primera cámara parlamentaria, en el corazón de España, lejos del Perú, había gente peruana.
* https://elmontonero.pe/columnas/hispanofobia-otro-de-nuestros-defectos