Manuel Gago

Premio mayor al fracaso mayor

Ex premier Zeballos nombrado ante la OEA

Premio mayor al fracaso mayor
Manuel Gago
30 de agosto del 2020


Vicente Zeballos, ex presidente del Consejo de Ministros, fue nombrado representante permanente del Perú ante la Organización de los Estados Americanos (OEA). De esta manera, se premia con diez meses de estadía en Washington D.C. (EE.UU.) al autor del fracaso de la lucha contra la pandemia del coronavirus. 

Por poner sus intereses ideológicos sobre los intereses nacionales, Vicente Zevallos apartó de la estrategia contra el coronavirus a la Iglesia, al sector privado y el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. La influencia del marxismo en Palacio de Gobierno impidió acciones coordinadas entre el Estado y los sectores vinculados fuertemente con la población. Si todos esos esfuerzos estuvieran bajo un solo comando, al margen de las pretensiones políticas, Perú capearía el temporal de manera distinta y saldría airoso del evento devastador. Los peruanos no llorarían a las víctimas de los despropósitos de la autoridad. 

Asimismo, por Zeballos no se activó el Sistema de Movilización Nacional, que hubiera servido para utilizar todos los recursos nacionales disponibles (el oxígeno principalmente) para enfrentar el desarrollo del mortal Covid-19. No olvidemos: horas después del nombramiento del también ex premier Pedro Cateriano, se aceptó la donación semanal de más de 20,000 litros de oxígeno líquido por parte de Southern Peru, según el colectivo Metalurgia Covid-19, pendiente desde mayo pasado. Además de la recesión económica (32% de caída de la producción y siete millones de puestos de trabajo perdidos), el número alto de muertes durante la pandemia (primeros en el mundo) es el resultado de la gestión de Zeballos. 

La imaginación y audacia requeridas para enfrentar la pandemia fueron sustituidas por el facilismo: compras, importaciones y entrega de dinero que originó aglomeraciones en las inmediaciones de los bancos, algo ideal para extender el contagio. ¿Por qué no se aprovechó la capacidad disponible de los restaurantes (para preparar alimentos), hoteles (para ofrecer hospedaje) y empresas de transporte (para movilizar a las personas varadas fuera de sus lugares de origen)? ¿Por qué el Ejecutivo no aceptó los ofrecimientos de oxígeno de otros sectores productivos? Muchas preguntas sin respuestas. 

En este escenario de fracaso gubernamental, el sector privado y la Conferencia Episcopal Peruana se unieron en Respira Perú, con el fin de conseguir generadores de oxígeno, respiradores mecánicos, equipos de protección personal, pruebas de detección de coronavirus y otros elementos para los hospitales del país. Sacerdotes en Loreto, Junín, Cajamarca y Amazonas lideran colectas públicas para cubrir el abandono del Estado. Por su lado, el sector empresarial hace donaciones de todo tipo, sobre todo en la zona andina. 

En este escenario de quinquenios perdidos, la pandemia sirve para campañas crecientes contra las inversiones privadas, campañas que se expanden y profundizan hasta en los sectores más acomodados. Poco importan los US$ 57,000 millones en proyectos de cobre, oro, plata, litio y otros minerales detenidos por funcionarios estatales y autoridades vinculadas al marxismo. El comunismo vestido de cordero avanza libremente en todos los frentes sociales, en las narices de los supuestos liberales, derechistas, conservadores, demócratas, libertarios y confundidos.

Manuel Gago
30 de agosto del 2020

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