De la degradación a la reconstrucción

Fernando Barrios, presidente de la Universidad Continental y presidente de la Conferencia Anual de Ejecutivos - Cade 2024, a realizarse en Arequipa los días 26, 27 y 28 de noviembre, ha declarado en este portal que Perú es un país con mucho potencial y que la sensación de oportunidades es mayúscula. Cuestiona la extendida discusión menuda y farandulera por desviar la atención de los temas de desarrollo nacional. 

Las declaraciones de Barrios son pertinentes por el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico-APEC que se celebra en estos días en Lima, foro que representa al 38% de la población mundial y el 62% de la economía mundial. Señala que el nombre del Cade 2014, “de la degradación a la reconstrucción”, es intencional, claramente una manera de decirle al país que es hora de reaccionar, de ir del pesimismo al optimismo después una continua y acelerada caída de la política, economía y asuntos sociales. Oportunidad para poner en relieve lo que comunistas y progresistas rehúyen atender. 

Las cifras muestran la degradación referida, la caída del crecimiento del 7% al 0% durante la gestión de Pedro Castillo, 400,000 jóvenes que huyen del país por pérdidas de oportunidades y un 40% de pequeños y medianos empresarios imposibilitados de crecer por la alta criminalidad. Este escenario de degradación es consecuencia directa de una izquierda interesada en promover pobreza y desesperación necesarias para asaltar el poder por la vía violenta o democrática. 

Frente a esta acelerada y continua degradación ocasionada intencionalmente existen también cifras mostrando esfuerzos de reconstrucción. La minera multiplicó en 7 veces las exportaciones de cobre, las agroexportaciones 40 veces; los créditos hipotecarios 7 veces y el consumo interno 4 veces. Todos estos avances gracias al Capítulo Económico de la Constitución de 1993. Además, por ser parte de la APEC - iniciativa del expresidente Alberto Fujimori - Perú suscribió 10 tratados comerciales que permiten un superávit en la balanza comercial. El potencial y las oportunidades están, entonces, a la vista.

La reconstrucción para favorecer a las mayorías sería acelerada si el Estado, la política y la burocracia dejarán de ser lastre y se alinearan con el ímpetu de los inversionistas. El per cápita peruano sería del primer mundo si los proyectos identificados y expedientes técnicos de obras productivas urgentes fueran atendidos y no abandonados por ausencia de múltiples y repetitivos procedimientos burocráticos y ausencia de capacidad técnica y de gestión de las autoridades. En este contexto, la reacción nacional debe ser oportuna y no extemporánea. No cometer los errores del pasado, de votar equivocadamente y mantenerse indiferente frente a la embestida comunista. Evitar que otro Pedro Castillo, con el mismo talante ideológico pueda acumular poder y destinarlo a minar las estructuras nacionales. 

Pero, ¿qué hace la mayoría influenciable y novelera? Para ella está de moda el plan de demolición de la figura de Dina Boluarte. Aún cuando la talla de estadista de la presidenta no se ajusta a las exigencias nacionales, existe una abierta intencionalidad política que conduce al país hacia el desorden y violencia, exactamente el objetivo comunista. 

Finalmente, no está de más preguntarnos ¿por qué ganó Donald Trump la presidencia de Estados Unidos? Porque promete recuperar la grandeza de su país. ¿Quién prometería en Perú ir de la degradación a la reconstrucción? ¿Acaso uno que concentre su discurso en economía, proyectos de desarrollo y mercados mundiales? ¿Por qué perdió la neomarxista Kamala Harris? Porque se detuvo en lo menudo y en el ataque con su cansina retórica emotiva y soberbia pseudointelectual de una izquierda que solamente sabe de gastos estériles en lugar de generar riquezas.