Cecilia Bákula

Patria: una palabra y un sentimiento

Un territorio, su gente y su historia

Patria: una palabra y un sentimiento
Cecilia Bákula
07 de octubre del 2024


Hoy en nuestro vocabulario habitual, el término “patria” pareciera contener un significado semejante al de la palabra “nación”, aunque el primero se asocia, quizá, con mayor precisión, al lugar de nacimiento. Ambas son palabras extraordinariamente profundas y llenas de contenido. Y en este momento de nuestra historia nacional, recae en todos nosotros la responsabilidad de comprender su contenido y sentido cada vez que las decimos y a través de ellas, identificarnos con la grandeza de nuestro Perú.

En algún momento esa relación de pertenencia y destino respecto a la Patria se sustentó, también, en la convicción de que nuestro destino no radica ni concluye en esta tierra, sino que estamos llamados a la Patria celestial. A lo largo de la historia se ha considerado “natural” que las personas amen y sientan vocación positiva hacia el lugar de nacimiento. Y ello conlleva la certeza de que más allá de los sentimientos simples, se generan obligaciones y derechos que se adquieren por esa ligazón intensa, pero no tangible, de lo que entendemos por Patria, que incluye más que el mero lugar donde nos recibió este mundo, lo que podría ser, en muchos casos, una circunstancia fortuita.

Siendo así, el concepto de Patria adquiere mucho más contenido cuando la envolvemos, abrazamos o le prodigamos un sentido de pertenencia a algo más que el terruño y pienso que hoy, en el Perú, ese término evoca otros conceptos que lo enriquecen como territorio, gente, historia, identidad, costumbres, lengua y tradición, pues el amor a la Patria podría ser tan solo una idea vaga que no se concreta y que se estimula circunstancialmente, temporalmente, pero que no anida en la mente y el corazón de los ciudadanos y/o nacidos en un territorio. Si aceptamos esas expresiones, tendríamos que concluir que, de alguna manera, hay una Patria territorial y una Patria moral y aquí viene bien recordar las palabras de Garcilaso de la Vega quien habla ya de Patria como un concepto mayor al de Cusco como su ciudad. En ese sentido, Viscardo y Guzmán, en las postrimerías del siglo XVIII indicará con claridad su intención de escribir para “dar a conocer al universo nuestra patria, gente y nación”. 

En el texto del cronista franciscano fray Buenaventura de Salinas, tal como lo hizo ver Ella Dunbar Temple leemos: “Por amor a la Patria… es la Patria un dios y por ser ésta mi Patria tengo una deuda natural…”, es decir que esa idea se asienta en estos territorios y se va cuajando y amoldando al mayor conocimiento de la realidad que se añade a lo puramente territorial, pues vemos como el propio Túpac Amaru II hace un llamamiento a “… todos los paisanos y compatriotas nacidos en nuestras tierras…

Es por ello que actualmente y tal como lo menciona el francés Alessandro Passerin, el concepto de Patria “es medianero entre los de Nación y Estado”; no comparto en todo, la opinión de otro francés de gran relevancia como Maurice Barrés quien señalaba “La Patria es la tierra de los muertos” porque asumir esa visión implica que se me margina de la pertenencia propia y más bien refiere tan solo añoranza al pasado. Si parece muy lúcida, aunque cruel y dolorosa la expresión de Jorge Luis Borges que decía: “La Patria es un acto de fe” y en mucho, esa es una realidad que debe movernos como una fuerza invisible para desear conocerla, respetarla, defenderla y amarla profundamente.

Pienso en este momento en el sentido que le dio Basadre a la palabra Patria cuando la refirió con tanto dolor llamándola la “Patria invisible, ausente” y entiendo que no hacía referencia solo al territorio, sino también al entorno, a lo que había vivido, sus recuerdos, la familia y su ciudad de niño y, sin lugar a duda, a lo que había perdido. Esta expresión ha marcado en mucho nuestra comprensión del doloroso proceso posterior a la guerra del Pacífico y en mucho nos ha hecho tomar conciencia de la profunda herida que estos hechos produjeron en nuestra Patria entendida como territorio, gobierno, gentes, esperanzas, vida. En esa oportunidad, Basadre habla no solo como ciudadano dolido, sino como historiador y filósofo que fue, porque entender la Patria y asumir la complejidad del concepto, implica de alguna manera, el comprender los elementos que subyacen y están contenidos.

Años más tarde, se hablará de la “Patria nueva” que será una idea que a Augusto B. Leguía le aporta un intelectual de su tiempo como fue Mariano H. Cornejo, quien acuñó esta expresión para señalar una esencia de pragmatismo y eficiencia, con relación a ideas trasnochadas del siglo anterior respecto a la conducción de esa realidad llamada Perú.

Por lo señalado brevemente podemos concluir que la idea de Patria es siempre vigente y es una expresión potente de nuestra esencia que implica el reconocimiento del Perú, como lugar de nacimiento, pero que nos enlaza y nos hace parte de nociones fundamentales de pertenencia como son el territorio, su gente, nuestra historia y nuestra manera de ser, una en la diversidad y variedad. Y esa es la riqueza extraordinaria de nuestra Patria que celebró su bicentenario, motivo por el cual, esta pequeña reflexión, dio lugar a una presentación en el proyecto que lidera el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores, que invitó a unos ciudadanos a expresar sus ideas y sentir sobre algunos términos que podemos asociar a esta celebración . 

La reflexión sobre estos términos ha de ser una constante porque Nación y Patria, van de la mano; se construyen y fortalecen diariamente.

Cecilia Bákula
07 de octubre del 2024

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