La improvisación conduce al fracaso

Transcurrido un año de presencia de la pandemia, y a propósito del inicio de las labores educativas, tras recordar la canción “De vuelta a la escuela” que se entonaba en mi época: “Cual bandada de palomas que regresan al vergel / ya volvemos a la escuela anhelantes del saber / ellas vuelven tras el grano que las ha de sustentar/ y nosotros tras la idea que es el grano intelectual /…. retornemos a la realidad, para encontrarnos nuevamente con la educación remota. Es decir con los estudiantes en casita, mientras que directores y profesores se encuentran prestos a elaborar su respectiva planificación; que tras lo ocurrido, probablemente resulte más complicada y difícil. Conforme lo decía Goethe, “Lo más importante en este mundo no es saber dónde estamos sino hacia dónde vamos”. 

Ahora bien, la planificación en general, implica realizar un análisis de una situación, determinar objetivos, definir estrategias para alcanzar los objetivos, y determinar planes de acción a fin de implementarlas. De modo que el punto de partida se relaciona con el análisis de la situación, que debe ser ejecutado con objetividad y compromiso, asumiendo al estudiante como centro del proceso educativo. De allí que resulte necesario responder a muchas interrogantes, como: ¿los estudiantes tuvieron acceso al programa Aprendo en Casa, contando con instrumentos o medios tecnológicos necesarios? ¿El año académico 2020, fue exitoso en términos de logros de aprendizaje? ¿Resultó adecuado dejar de lado los procesos evaluativos, al asumir que todos debían pasar de año o ciclo? ¿Cuánto se afectó la situación socioemocional de los estudiantes, maestros y directivos? ¿El currículo nacional sigue siendo válido tras los efectos económicos, sociales, políticos y culturales de la pandemia?

Adicionalmente a ello es oportuno recordar un aspecto de mucha trascendencia que ha sido dejado de lado por los comentaristas educativos, expertos y especialistas. Es el referido a lo cultural, por lo cual importa adicionar la siguiente pregunta: ¿en qué medida, la abrupta incursión de la tecnología al interior de los hogares ha transformado concepciones afectando, para bien o para mal, la naturaleza o esencia de las culturas locales?. 

Una adecuada valoración de la problemática educativa, acompañada de respuestas apropiadas, permitirá sentar las bases para identificar necesidades presentes y futuras; dicho de otro modo, percibir problemas y encontrar posibles soluciones. Es momento de entender que el futuro de aproximadamente ocho millones de estudiantes está en juego tras un duro traspié. Y que los profesionales de la educación, (más aún quienes conducen los destinos educativos en el país) no deberían actuar como si nada hubiese ocurrido, optando por continuar haciendo lo del año pasado con algunos retoques, pues ello constituye un gravísimo error. Una actitud que Einstein calificaba con esta afirmación: “Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”. Jamás olvidemos que la improvisación conduce al fracaso y que uno de los factores de éxito más importante de cualquier proyecto está en la planificación cuidadosa y en su adecuada ejecución. 

En tanto el porvenir del país se sustenta en una buena educación, corresponde al sector, respetando la diversidad, asumir el logro de mejores niveles educativos reflejados en el incremento de los aprendizajes. Y a nosotros como ciudadanos, asumir con sensatez la tarea de recuperar conscientemente del rol vigilante y comprometido de la familia en la formación de nuestros hijos.