Cecilia Bákula
La flecha en el centro de la diana
Mariella Balbi y las Metamemorias
Pocas veces me atrevo a hablar de una persona en particular. Pero en esta oportunidad quiero mencionar, en especial. a Mariella Balbi. Son muchas las razones de mi aprecio hacia ella, y quiero destacar la aguda mirada que tiene hacia la realidad nacional y su interpretación de la coyuntura; pero de manera crítica, nunca apocalíptica. Y eso es, sin duda, producto de su análisis reflexivo y del conocimiento que tiene de nuestra manera de ser.
Es por ello que pienso que siempre coloca la flecha en el centro mismo de la diana, y lo hace con gran soltura y manejo claro y preciso del idioma. De manera particular, quiero referirme a el texto que leyó en la presentación de las Metamemorias de Alan García, demostrando su habilidad como acuciosa periodista y resumiendo su lectura en 15 profundas enseñanzas.
Confesándose que no es, no ha sido ni será aprista, lo cual es una innecesaria confesión, Balbi hace una lectura generosa del libro y descubre lecciones de gran valor para el futuro político del país. Menciono solo algunas de esas conclusiones:
La número cinco, por ejemplo, relacionada con Víctor Raúl Haya de la Torre de quien García aprende que la impaciencia es pésima consejera. La número seis, referida con generosidad a la “maquiavélica inteligencia”, pero hábil sin duda, con que Belaunde definió su propia acción política. La número nueve, que se lee muy cruda, pero muy cierta, respecto al “gusto” popular por los golpes de Estado, muchas veces respaldado por la clase dirigente del momento. La número 12, al reconocer que para el segundo período, García era consciente de la necesidad de enmendar “las torpezas del pasado”, incluyendo lo que ella denomina “el factor épico, emocional, sin el cual las obras y los avances sociales se interpretan como meros actos administrativos”.
La lección número 14 tiene inmensa vigencia, pues se refiere a la incapacidad de PPK de aprender de la experiencia política ya vivida y negarse a “cruzar el Rubicón”. Un acto de generosidad que faltó, pues un acercamiento humilde y real, patriota e indispensable, habría significado que estos años no fueran un quinquenio perdido, sino un momento de realización de justas esperanzas. Y que concluyó como vivimos actualmente: una secuencia de traiciones que solo nos están conduciendo a mayores crisis, inestabilidad y decrecimiento.
Mariella Balbi destaca una enseñanza, que la dejó para el final de su participación. Textualmente dijo: “Hay una enseñanza que deberíamos grabar en piedra: Todo político debe saber que la democracia y la tolerancia multiplican las protestas y la agresividad social, sindical y antiminera, las que, en épocas de dureza política, se acallan por temor".
Y no solamente en esta participación intensa y destacada como comentadora de una obra póstuma, Balbi nos tiene acostumbrados a importantes textos de análisis y reflexión. Destaco la habilidad con que, de los peores informes, momentos y circunstancias, ella es capaz de hacernos ver una luz, por pequeña que sea, al final del túnel que muchas veces es nuestra realidad precaria y que sabe comentar. Crítica ácida y esperanza, realismo y análisis, destacan en su pensamiento que, como experimentada periodista, nos permite conocer semana a semana.
Son varias las otras voces que con regularidad se nos ofrecen con lucidez. Destaco la participación de Mariella Balbi por su condición de no aprista, de severa crítica y de intachable objetividad. Ese es el periodismo que nuestro país necesita: claro, transparente, directo y dándo, con certeza, en el mismo centro de la diana.
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