Heriberto Bustos
Ideales: esencia humana
Para superar el egoísmo y movernos en la dirección correcta
Con el objeto de hacer conocer la historia del país a los estudiantes, el calendario cívico escolar del Ministerio de Educación consigna el 17 de agosto como recuerdo de la muerte del general don José de San Martín. Un acontecimiento que, al margen de las interpretaciones individuales de aceptación o rechazo de sus decisiones en la gesta libertadora, por su inclinación liberal, debe servirnos para rescatar un aspecto importante de su personalidad: la entrega a una causa.
La historia lo señala como luchador y político, gestor de una gran proeza militar, reflejada en su campaña para liberar a varios países de América y en su capacidad de compartir responsabilidades. Recordemos que tras la entrevista de Guayaquil, con Bolívar, y entendiendo que su tiempo como libertador llegaba a su fin, regresaría a Lima para renunciar a su cargo de Protector del Perú. Sus palabras de despedida, claro ejemplo de profundos principios, fueron: «La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga es temible a los estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte, ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano. Sin embargo, siempre estaré dispuesto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública mis compatriotas dividirán sus opiniones; los hijos de éstos darán el verdadero fallo».
Proeza, entrega a una causa y desprendimiento, expresan un valor que emana de algo profundo: los ideales, los cuales constituyen las metas u objetivos que, como humanos, nos planteamos para sumarnos al logro del bien común. Y a los que pocos dedican su vida. Ellos, se fijan en la mente y conducen para bien o mal, el destino de quien los acoge, sería Platón uno de los primeros en conceptualizarlo o concebirlo como una relación intrínseca entre hombre y pensamiento, al afirmar lo siguiente: “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”.
Las convicciones y creencias, esencia de los ideales ,representan aspectos íntimos de las personas. Y al tratarse de metas u objetivos difíciles de alcanzar, pueden volverse reales mediando empeño, creatividad y sobre todo mística; vale decir, una relación espiritual con el objetivo propuesto. Es en este punto donde las acciones manifiestan una relación directamente proporcional entre lo que se dice y hace para convertir sueños en realidades. Albert Schweiztser(*), nos recuerda que: “Los ideales se parecen a las estrellas en el sentido de que nunca los alcanzamos, pero como los navegantes, con ellos dirigimos el rumbo de nuestras vidas”.
Ideales vinculados al bienestar social y la mística, constituyen dos ejes de comportamiento que motivaron el emprendimiento de acciones necesarias e inalcanzables para el avance de la humanidad. Su continuidad nos convoca a contar con nobles deseos y decisión de transformarlos en realidad, con mayor razón cuando vivimos momentos de crisis que muestra junto a la ausencia de valores, incremento del oportunismo, aprovechamiento personal y desvergüenza. Múltiples razones para superar el egoísmo y movernos en la dirección correcta, buscando ser verdaderamente humanos.
* Médico, filósofo, teólogo y músico franco-alemán, misionero médico en África y Premio Nobel de la Paz en 1952.
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