Financiamiento asegurado para la nueva carretera central

Roque Benavides, decano del Colegio de Ingenieros de Lima, es tenaz opositor de la nueva carretera central denominada Corredor Verde. Argumenta que la modalidad de gobierno a gobierno no es conveniente. Sin embargo, en las actuales circunstancias, esta modalidad es elegida por el fracaso del Estado ejecutando obras públicas. 

Los fracasos son numerosos y la población lo sabe. Hay obras inconclusas, detenidas por múltiples razones, entrampadas por denuncias relacionadas con actos de corrupción y hasta por caprichos de autoridades. El caso reciente y más escandaloso es la reconstrucción del norte afectado por el fenómeno de El Niño 2016-2017. Tres años después de los sucesos, del fondo de S/ 26,970 millones para ejecutar 12,000 obras, solo un 35% fueron ejecutados. Ausencia de capacidad técnica y de gestión, corrupción, exceso de personal, intereses políticos locales y otras deficiencias demuestran una vez más la incapacidad del Estado, en todos sus niveles, ejecutando obras públicas.

En este contexto surgió la idea de convenios de gobierno a gobierno para realizar obras sensibles. El propósito es reducir al máximo el abandono y retraso de obras así como denuncias ante juzgados comerciales internacionales, adendas modificando los costos originales y más. No entendemos, entonces, cómo al ingeniero Benavides se le ocurre señalar que, específicamente, para la nueva carretera central, no sirve el convenio de gobierno a gobierno cuando existe un consenso generalizado dándole fuerza a esta modalidad. Horas atrás, el gobierno de Canadá fue elegido para ejecutar la tercera etapa del proyecto hídrico Chavimochic. 

Benavides intenta darle fuerza a su argumentación señalando que en Perú hay mucho talento. Pues claro que sí, hay mucho talento ejemplar y digno de ser mostrado; sin embargo, también hay talento asociado a la angurria, al dominio, al poder, a la coacción a los gobiernos por prebendas y privilegios. Los talentos no siempre son edificantes. Obviamente, ciertos miembros del Colegio –dueños de constructoras y empresas vinculadas– se sienten afectados por perder participación en la construcción del Corredor Verde. La modalidad de gobierno a gobierno sirve, entonces, para romper el festín organizado por clubes de construcción que no terminan las obras, las hacen mal y las sobrevaloran mediante adendas. 

Con la campaña mediática emprendida por los directivos del Colegio de Ingenieros de Lima contra la nueva carretera central aprobada en el ministerio de Transportes, el Colegio pretende ser uno de los tantos poderes fácticos que afectan al país. Con sus opiniones - que deberían ser absolutamente técnicas y apartadas de intereses privados - intenta direccionar las obras, en apariencia para beneficiar a ciertos colegiados. 

“Lo barato cuesta caro” es enseñanza antigua. No es necesaria mayor erudición y experimentación para demostrarlo. Para Benavides el Corredor Verde (trazo en estudios finales al detalle) es más caro y, por tanto, debe ser desechado. Se sabe que los precios están vinculados directamente a la calidad, post venta, operatividad, mantenimiento, rentabilidad futura y más de cualquier producto (bien o servicio). El famoso binomio costo-beneficio prevé que los emprendedores de toda región central multiplicarán su producción destinada a exportación y consumo local. Es decir, con el Corredor Verde, la economía y por tanto el desarrollo social de 16 millones de pobladores, irá hacia adelante. Contrariamente, La Chutana, defendida a capa y espada por Benavides servirá solo para los huancaínos y para ciertos intereses privados que ni siquiera son de la zona central. 

En una columna publicada en El Comercio, Benavides lamenta la decisión del MTC pero la respeta. No obstante, anuncia que continuará con la propuesta La Chutana modificada “para que se considere a futuro”. La posición del ministro Raúl Pérez-Reyes es clara: “La nueva carretera central tiene asegurado su financiamiento”. ¿Caso cerrado ingeniero Benavides?