Manuel Gago

El coronavirus cae, la represión continúa

¿Cuarentena para bloquear elecciones 2021?

El coronavirus cae, la represión continúa
Manuel Gago
31 de mayo del 2020


El presidente Martín Vizcarra ha señalado que la curva de contagio por coronavirus “ha llegado a una meseta empinada”. Para el ministro de Salud, Víctor Zamora, “se reduce sustantivamente el nivel de contagio en la población”. Y para la jefa del Comando Covid-19, Pilar Mazzetti, “vienen semanas difíciles para el país”. En este escenario de contradicciones, la cuarentena se desploma. La mayoría de negocios abrió sus puertas en provincias y en las zonas populares de Lima. 

Al respecto, una operación matemática simple demostraría la ineficacia de la cuarentena medieval. Si las cifras publicadas en China y Perú son reales, deberíamos darnos con una piedra en el pecho. En Wuhan, capital de Hubei –11.8 millones de habitantes– 3,200 personas murieron por Covid-19. En Perú, de 32 millones de habitantes, al 30 de mayo habían fallecido 4,371 personas por el virus chino. Es decir, en Wuhan –con cuarentena draconiana, militarizada, medieval, ortodoxa, sin almas deambulando en las calles– hubo un fallecido por cada 3,688 personas. En Perú, con cuarentena desobediente y relajada, un fallecido por cada 7,320 personas. Es decir, la proporción de fallecidos en Wuhan es el doble de la del Perú. Así de simple. 

A estas alturas de la pandemia, con 73 días de cuarentena, el número de personas contaminadas y recuperadas sirve para confirmar el fenómeno “inmunidad del rebaño” (a mayor contagio decae el impacto del virus). Los pacientes de Covid-19 del hospital Arzobispo Loayza de Lima y de otros hospitales se recuperan al 100%. El tratamiento médico contra el virus chino funciona. Por esto, los medicamentos de este tratamiento se venden como pan caliente en las farmacias. 

Al margen de contagios y decesos, la pandemia del coronavirus es la excusa perfecta para implementar controles ciudadanos a gran escala. Con la estrategia del miedo y represión se intenta dominar a la población, mientras las actividades económicas son aplazadas por normas estatistas. El vizcarrismo hace eco y anuncia miles de muertos por Covid-19 en las próximas semanas sin sustento científico. El tiempo del virus está por expirar. El mundo sale de la pandemia. “El brote del coronavirus descendería en las próximas dos o tres semanas”, ha declarado el doctor Ciro Maguiña, vicedecano del Colegio Médico del Perú. 

“Quédate en casa” funcionó las primeras semanas, cuando no se conocía el impacto mortal del coronavirus. Si la información propalada en los primeros día de la pandemia hubiera sido cierta, en estos momentos miles de cadáveres estarían en las calles de Ceres, Puente Nuevo, Collique y otras zonas populares de Lima. El equipo de levantamiento de cadáveres y los crematorios habrían colapsado. Y sobre todo la televisión, aliada de Vizcarra, mostraría descorazonadamente esas imágenes de dolor. Pero no. La noticia del día es el robo (incautación, dicen) de la mercadería de los ambulantes en el mercado de Gamarra, con la complacencia del alcalde del distrito de La Victoria, George Forsyth. Igualmente, las compras que realizan por Internet es el tema de presentadores de radio y televisión. 

La extensión de la cuarentena es parte de una estrategia política: la continuidad en el poder del establishment estatista. Aplazar el cronograma de elecciones 2021 y declararlo improcedente. ¿Exageramos? Ya veremos. Vizcarra necesita tiempo para recuperar popularidad. Confía en la población desmemoriada. ¿Los ciudadanos olvidarán las compras sobrevaloradas realizadas por el Estado durante la cuarentena y la vinculación estrecha del presidente con Richard Swing (Richard Cisneros) y los contratos que el Estado le ofreció como “asesor motivacional” del ministerio de Cultura? 

El presidente admitió que la “estrellita” de la farándula participó en la campaña electoral. Por esto, Cisneros –visitante frecuente de Palacio de Gobierno– ganó contratos del Estado por S/ 175,000. De igual manera, vale señalar que un colaborador eficaz admitió que la empresa Construcción y Administración S.A. (CASA) donó US$ 400,000 a la campaña de Peruanos Por el Kambio (PPK) durante el proceso electoral 2016. La constructora ganó contratos en el Plan de la Reconstrucción del Norte por S/ 401 millones para construir y rehabilitar 21 puentes. ¿Coincidencia? Colaboradores de campaña ganan contratos del Estado. ¿Corrupción? Diga usted.

Manuel Gago
31 de mayo del 2020

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