Cecilia Bákula
Cuando el arte refuerza las tradiciones
Una hipótesis científica sobre los Reyes Magos
Desde pequeños hemos sabido que un fenómeno natural muy destacado permitió que tanto los pastores como los llamados “Reyes Magos”, llegaran al pesebre, donde había nacido el Niño Dios, para adorarlo y presentar sus ofrendas. Se nos ha hablado siempre de la llamada “estrella de Belén” y se asumía que era una estrella muy especial, muy luminosa, que facilitó el andar de esas personas hasta llegar a dar el parabién a la Virgen María.
Lo cierto es que para nosotros, los cristianos, la estrella es un símbolo importante, asociado a la esperanza y a la luz que Cristo imprime a nuestras vidas. Es por ello que no necesitamos de una explicación astronómica ni astrológica porque la fe, asociada muchas veces a símbolos, solo requiere de ella misma. Es decir, de fe.
No obstante, mi interés radica en asociar elementos de la historia del arte a estas tradiciones. Y quiero referirme a dos elementos destacados: la singular representación que aparece en el temprano Renacimiento, en un fresco titulado “La adoración de los Reyes Magos” y el recuerdo a los Reyes Magos.
El primero se trata de una obra de Giotto di Bondone (1286-1337), más conocido simplemente como Giotto, artista italiano que si bien vive antes de lo que aceptamos realmente como etapa renacentista, siglos XIV en Florencia y XV en Roma, ha sido considerado como un artista que imprime a sus obras una novedad que asociamos con el despertar a ese nuevo movimiento.
Lo interesante es que. por su muy novedosa propuesta, Giotto fue convocado por Enrico degli Scrovegni, para decorar los muros de la Capilla de la Arena, en la ciudad de Padua. Allí vamos a encontrar una serie muy singular de obras, y deseo llamar la atención al ya mencionado fresco “Adoración de los Reyes Magos”, que debió ser pintado entre 1305 y 1306. En esta obra, el autor enfatiza, como en otras, la composición tan singular que permite que el observador dirija su atención a los elementos sustantivos de la escena.
Dotándola de características muy propias del autor, Giotto se abstrae de la tradicional manera de representar la estrella de Belén. La vemos, en ese fresco, como un elemento decididamente destacado sobre el pesebre, representándola como una bola de fuego con una larga estela de igual esplendor.
Lo cierto es que Giotto debió haber visto, con estupor y sorpresa, el paso del Cometa Halley que tuvo lugar en el 1301 y decidió representar ese especial fenómeno natural, que fue conocido recién en 1705, identificándolo como la estrella que por su singular luminosidad, pudo guiar hacia el lugar donde había nacido Jesús.
Lo que deseo destacar es, además, la inmensa probabilidad de que esa luz singular haya sido el propio cometa Halley, pues leemos en el Evangelio que Jesús nace durante el periodo de gobierno de emperador César Augusto, y que el censo que se ordena realizar, que es lo que motiva que José deba ir a Belén, se da entre los años 8 y 6 a.C, porque nuestro actual calendario tiene esos años de desfase. Entonces, es más que probable que no solo Giotto viera el cometa, sin saber realmente qué fenómeno era aquel, sino que esa misma luz –y esto es lo más sorprendente, que esa misma luz–, curiosa y poco usual, haya alumbrado el pesebre y haya orientado también a los pastores.
Por algo es que en el año 1986, ante la inminencia del nuevo paso del Cometa Halley, la Agencia Espacial Europea (ASE) envió al espacio una sonda para estudiar este fenómeno, y la denominó como la Sonda Giotto, en homenaje a esa adelantada representación, de un fenómeno cósmico, en el arte de su tiempo.
Para concluir, el segundo elemento que deseo referir es que si bien es cierto que los Evangelios no aportan información precisa ni señalan que eran tres los Reyes Magos, la tradición que se va tejiendo, de generación en generación, los ha llevado a reposar en la catedral de Colonia, Alemania. En ese monumento, que es sin duda un exponente más que destacado del arte gótico, se encuentra el relicario de los Reyes Magos, como mudo testigo de que el arte, a través de los tiempos, se convierte siempre en reflejo y testimonio. Y que esos personajes son el símbolo de la adoración y respeto al Gran Rey.
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