Manuel Gago
Annan, Friedman y drogas
¿Legalizar el consumo de drogas para acabar con crimen organizado?
En las elecciones norteamericanas 2012, en el estado de Washington, -en una balota que incluía además el nombre de autoridades y de iniciativas comunales- se les pedía a los vecinos votar también por la legalización de la marihuana. Seattle es la comunidad más open mind de ese estado y de Norteamérica. Capitol Hill -el barrio donde en 1999 se planeó las protestas contra la Organización Mundial de Comercio (OCM)- no estuvo al margen de la campaña que ganó la legalización de la droga y del matrimonio homosexual. La voz de su vecino Bill Gates favoreciendo a la cannabis fue escuchada, porque la opinión de los afortunados y famosos tiene mayor peso.
El 2013, el ex presidente José Mujica legalizó en Uruguay el cultivo y venta de marihuana, con el apoyo internacional de George Soros. Kofi Annan, ex Secretario General de la Naciones Unidas y miembro de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, recomienda regular el consumo de la marihuana y despenalizar el uso de otras sustancias. Un informe de esa Comisión se verá en las Naciones Unidas el 2016.
Diversos estudios advierten que la lucha contra los cárteles criminales que trafican con drogas moviliza miles de policías, sofisticados equipos electrónicos, todo tipo de logística, enormes cantidades de dinero y compromisos de los gobiernos sin resultados visibles y viables. El crimen organizado cada día es más ingenioso y miles de jóvenes se suman a él. El tráfico de armas es su mejor aliado. Territorios africanos están siendo utilizados impunemente para llevar droga procedente de Venezuela. Ya no es un secreto. Los narcoestados existen, están allí, negociando con AlQaeda, EI, Hamas, grupos terroristas y políticos con poderes tribales.
Kofi Annan advierte que es necesario revisar el enfoque. Paqueteros, burriers y mochileros, acaban presos o muertos por unos gramos que transportan y comercializan. Con las drogas se multiplican la violencia, el sicariato, el lavado de activos, todo tipo de ilegalidades y otros crímenes que afectan más a las poblaciones más vulnerables.
Se dice que si se dejara de ser penalizar las drogas, todo ese enorme esfuerzo por reprimirlas serviría para prevenir a la juventud de sus efectos dañinos, impulsar mejores centros de tratamiento y disponer de toda la tecnología y logística que se ocupa ahora en perseguir narcos a actividades más provechosas para la humanidad.
De los verdaderos capos ni su sombra, están a buen resguardo, tal vez alentando voces puras y sacristanas que nos impiden verlos como tales. Es políticamente incorrecto abogar por el cambio de rumbo que pide Annan, de decir que un drogadicto identificado pueda ir a una farmacia y comprar libremente la droga de su predilección por el envase, publicidad, calidad o sus mejores efectos. Los estados tendrían control de las empresas dedicadas a su producción y los países dejarían de protegerse de bandas que actúan en la oscuridad, con la complacencia de autoridades corruptas.
En 1991, Milton Friedman, Premio Nobel de Economía, se pronunció a favor de la legalización de las sustancias tóxicas. Dijo que habría menos prisioneros y cárceles, menos negociantes de ilegalidades. Los presos por drogas se incrementan cada día más. Más del 25% de la población penitenciaria en Perú es por tráfico de drogas y un 15 % de detenidos por la policía son microcomercializadores. La violencia bruta desatada por el narcotráfico afecta la viabilidad de cualquier país.
Por: Manuel A. Gago Medina
25 – May – 2015
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