Cecilia Bákula

A río revuelto, ganancia de malhechores

Las guerras al interior del Ministerio Público

A río revuelto, ganancia de malhechores
Cecilia Bákula
11 de diciembre del 2023


En la última semana no solo debíamos recordar los días en los que el pueblo logró la caída de Pedro Castillo, sino también hacer un “mea culpa” para tratar de entender las razones por las que esa persona, de quien se sabía que era el peor de todos los candidatos, pudo llegar (aun con elecciones amañadas o con un conteo final favorecido) a la más alta dignidad de la Nación. Los ciudadanos que votaron por él tienen que asumir ética y moralmente el daño que le han causado al país, y tendrían que comprender que su voto, envenenado, antipatriota y descaradamente interesado, no ha sido más que un voto en contra del Perú. Hoy, a un año de la estruendosa caída de ese sujeto, que piensa que tiene aún derechos, quienes votaron por él creen que pueden emerger del fango para seguir tratando de hundir al país.

Los que no votamos por Castillo, debemos también entender que votamos por partidos y grupos que no fueron capaces de deponer sus pequeños y muy graves personalismos. Una actitud que, sin duda, permitió que los grupos de derecha y de centro izquierda, porque no ha habido una propuesta de extrema derecha, pudieran presentar una propuesta madura, reflexionada, patriota, unida y sólida. Quizá, si nos vemos en el desastre que hoy vive España, podríamos tratar de entender que es un mismo patrón, pues Sánchez ha sabido aprovechar la desunión de sus opositores, para aglutinar odios y rencillas y así hacerse del poder. Tarde es para todos rasgarse las vestiduras; hay que votar bien, pensar antes y los políticos deben saber ceder.

Pero en estos días, mientras muchas cortinas de humo espeso iban nublando el panorama, entorpeciendo la visión y el análisis y de ello se sirvió el grupo que no deja de atentar contra la estabilidad del país. Fue grotesca la incapacidad del Congreso para actuar frontalmente contra la espuria Junta Nacional de Justicia, teniendo todos los argumentos legales para hacerlo y, una vez producida la votación que “envalentonó” a esa instancia por demás ilegal, se pidió reconsiderar la votación: muy tarde ya; hay que emitir un voto maduro y responsable y saber que en cada opinión se juega el destino de la historia.

En un solo hecho no pensado, se puede trastocar el destino y así fue pues, con la complicidad de muchos, la Junta Nacional de Justicia, se frotó las manos mientras emitía una sentencia irregular de suspender a la Fiscal de la Nación por un periodo de seis meses. La razón: una sin razón, una acusación sin delito comprobado, sin pruebas, sino a partir de una historia montada y elaborada en medio de una secuencia de hechos que se desbordaron.

Rápidamente se procedió a hechos inusuales como que el Poder Judicial archivara el caso y se levantó la suspensión contra la ex Fiscal de la Nación Zoraida Ávalos, de quien se tenía, tal como se había informado en redes, un voluminoso expediente. Circunstancialmente, se levantó la prohibición de salida del país de la ex alcaldesa de Lima Susana Villarán no obstante estar inmersa en pleno proceso judicial y, en medio de ese panorama agitado, el Tribunal Constitucional ordenó la inmediata liberación del expresidente Alberto Fujimori, quien cumplía una prisión de 25 años, pero que había recibido un indulto presidencial.

Es de imaginarse que se desató una guerra sin cuartel entre los que lo apoyan y entre quienes lo atacan y se puso en tela de juicio si el Perú tiene o no capacidad para decidir sobre temas que han requerido la opinión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entidad que, por cierto, parece avalar, en muchos casos, expedientes de quienes han sido condenados legal y transparentemente en nuestro sistema judicial por hechos comprobados. Tal es el caso del terrorista Artemio, cuyo reclamo ha sido aceptado en dicha Corte. Ante la decisión del Tribunal Constitucional, de ordenar la inmediata libertad de Fujimori, cabe mencionar que se recibió una comunicación del presidente de la referida Corte que no es la opinión de todo el colegiado y es posible que se deba discutir la conveniencia o no de que el Perú siga siendo parte del Pacto de San José. Pero esto tiene muchas aristas y es una decisión que en ningún caso es de aplicación inmediata pero que debe ser tomada con especialísima prudencia.

Y como si todo lo anterior fuera poco para colocar al país en una polarización que hace difícil el entendimiento, estaríamos por presenciar que la denominada Alianza Nacional de Trabajadores, Agricultores, Universitarios, Reservistas y Obreros, bajo el liderazgo del Antauro Humala, estaría casi expedita para obtener su inscripción en el Jurado Nacional de Elecciones. Cierto es que, a estas alturas, nada nos extraña pues cosas se ven; y una vez más, tendrá que ser el voto racional y pensado del ciudadano el que incline la balanza hacia el buen futuro pues en una elección general, no hay como vemos que se da a veces en el Congreso, una pataleta de arrepentimiento que permita una solicitud de reconsideración… Avisados estamos.

Así es, pues, en estos tiempos turbulentos hay que mantenerse atentos y firmes pues vemos que cuando las aguas están revueltas, son los malhechores los que sacan provecho.

Cecilia Bákula
11 de diciembre del 2023

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