Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Los últimos pronunciamientos de los representantes de los gobiernos subnacionales (gobernadores y municipios), de los dirigentes de los emporios comerciales más significativos de Lima Metropolitana y de los propios dirigentes de transportistas nos revelan que la mayoría de la sociedad se opone a la estrategia del boicot del Foro Mundial de APEC en Lima, que es parte de la estrategia para adelantar elecciones y cerrar el Congreso. En otras palabras, el radicalismo antisistema se aísla de la mayoría de la sociedad y se convierte en una fuerza marginal.
En cualquier caso, todos los peruanos de buena voluntad seguirán preguntándose qué puede llevar a un pequeño sector de connacionales a pretender boicotear una reunión planetaria, de 21 economías que representan más del 50% del PBI del mundo y más del 62% del comercio internacional. En otras palabras, el Perú se pone en la vitrina del mundo y un grupo de radicales pretende hacer explotar la exposición.
No se trata de un grupo de radicales de un país enemigo ni tampoco de un grupo de religiosos fundamentalistas que pretenden boicotear una reunión planetaria con las mayores potencias del planeta, sino de los grupos y núcleos antisistema que pertenecen a las izquierdas bolivarianas vinculadas al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla.
La reacción nacional de convergencia y en defensa del Foro Mundial de la APEC, de una u otra manera, revela que la idea de nación peruana sigue avanzando a pesar de los yerros y despropósitos nacionales. Una gran noticia. Una idea de nación que, en las últimas tres décadas, a través de las migraciones a las ciudades de la costa, del crecimiento y la emergencia de las economías populares, ha derribado las clásicas divisiones entre un Perú criollo y costeño que concentraba los derechos políticos y la propiedad y otro Perú mayoritario, andino y excluido de derechos. Hoy gracias a la Constitución de 1993 y las desregulaciones de la economía –a pesar de la continuidad de la informalidad– en el Perú la riqueza ya no se identifica con el apellido sino con el esfuerzo y la innovación del emprendedor. Ahora los ricos tienen todos los colores y provienen de todos lados.
Ese solo hecho económico y social determina que la idea de sociedad nacional, de nación, de peruanidad comience a configurarse con más nitidez. Si a estas grandes tendencias le sumamos la lucha de los peruanos en contra de la hiperinflación y el terrorismo colectivista en décadas pasadas encontraremos la explicación de que comience a existir una idea de peruanidad y de intereses nacionales por encima de los objetivos de la facción, de la ideología sectaria y otras aproximaciones.
El Perú, pues, comienza a expresar su rechazo a la estrategia de boicotear el Foro Mundial de APEC porque entiende que esta iniciativa es contraria al país en todos los sentidos. De alguna manera el modelo económico del Perú que, a pesar de todo, sigue vigente no obstante la involución de la última década, y que explica los más grandes avances en términos económicos y sociales de nuestra historia nacional (reducción de pobreza del 60% de la población a 20% antes de la pandemia) está vinculado al comercio mundial con las 21 economías que integran la APEC.
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