La censura del ministro de Energía y Minas, Rómu...
Uno de los datos importantes para todas las fuerzas opositoras es que no existen los votos suficientes para vacar al presidente de la República por la suma de los votos de Perú Libre (divididos en seis bancadas), Juntos por el Perú y los llamados “niños” del Congreso. La vacancia entonces no es viable en el corto plazo. Sin renunciar al objetivo de la vacancia para iniciar una transición del desastre nacional que ha desatado el gobierno de Castillo, todos los sectores de la centro-derecha y de la centro-izquierda también deberían estar dispuestos a representar los intereses inmediatos de la gente.
El único responsable del desgobierno nacional, de la falta de empleos, de que los ingresos no se recuperen a los niveles previos a la pandemia, y del desborde de la criminalidad en las ciudades y el país, es el gobierno de Pedro Castillo, de Perú Libre y el Movadef. Sin embargo, la oposición solo se focaliza en la vacancia, sin que existan los votos en el corto plazo, y se olvida de representar los intereses de la ciudadanía. En semejante polarización –sin salida en el corto plazo– la gente se siente desamparada y podría comenzar a escuchar propuestas como las de Antauro Humala, por ejemplo.
Es evidente que todos los demócratas deben seguir apostando por la vacancia y por el inicio de una transición política de esta tragedia. En ese sentido debe desarrollarse una estrategia fina para conseguir los votos necesarios. Sin embargo, ignorar los intereses de la ciudadanía, de una u otra manera, terminará favoreciendo los intereses del eje bolivariano, que proponen un estallido social antisistema que desemboque en una asamblea constituyente.
Por todas estas consideraciones, por ejemplo, los sectores opositores deben comenzar a explicarle a la gente por qué existe menos empleo y por qué los ingresos no se recuperan a los niveles prepandemia. Y la única explicación es la caída de la inversión privada, que genera más del 80% del empleo nacional y también aporta el 80% de los ingresos fiscales. Si se detiene el motor y el combustible del modelo, pues todo comienza a detenerse.
A estas alturas todos sabemos que las propuestas del Gobierno de convocar una constituyente y promover las nacionalizaciones han sido las bombas nucleares contra la posibilidad de nuevas inversiones en el país. Igualmente, los decretos laborales del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) –que prohíben la tercerización laboral y fomentan la sindicalización en las fábricas, los sectores económicos y grupos empresariales– son otros misiles en contra de la inversión privada. Sin embargo, estos decretos –que alientan la guerra de clases entre empresarios y trabajadores– representan las primeras modificaciones reales al modelo económico en las últimas tres décadas. De allí que, por ejemplo, los empresarios se hayan retirado del Consejo Nacional del Trabajo del MTPE y no regresen hasta hoy.
Los decretos laborales entonces impiden que prosperen nuevas inversiones y apuntan contra las empresas formales, que proveen la mayoría de recursos fiscales al Estado. ¿Por qué la oposición no se atreve a derogar estos decretos en defensa del empleo y la recuperación de los ingresos? ¿Acaso existe temor en la oposición legislativa de que la acusen de ser pro empresarial? Si las cosas son así, no se ha entendido qué significa la propuesta de la constituyente, y queda en evidencia que los únicos con propuestas laborales son los sectores comunistas y colectivistas.
La oposición debe volver a hacer política diaria, debe volver a representar los intereses de la ciudadanía y conectarlos con los grandes objetivos de la transición política que todos los peruanos de buena voluntad deben forjar.
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