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Cómo los poderosos se aprovechan del deporte pasión.
El mundial de fútbol es acaso la fiesta más grande que comparte la humanidad. Literalmente, las tres cuartas partes del mundo se detienen para ver el inicio de la Copa del Mundo. Es un fenómeno sociológico extraordinario del cual el Perú no puede sustraerse por más que hace 32 años no asistamos a una competencia de este tipo. Pero más allá de la fiesta, la historia nos enseña que algunos poderosos se aprovechan del fútbol para hacer de las suyas..
Por ejemplo, en la disputa por la medalla de oro de fútbol en las Olimpiadas de Berlín (1936), el régimen nazi de Adolfo Hitler planeó todo para que el torneo se convirtiera en una exhibición de la supuesta supremacía de la raza aria, pero no contó que la selección peruana, conformada por jugadores negros y cholos, le aguaría la fiesta dándole una goleada a Alemania (4 a 2) con “baile” incluído, en presencia del mismísimo Führer. Los nazis se enfurecieron tanto que Hitler ordenó que se anulara el partido, ante lo cual el Perú se retiró de la competencia.
La última dictadura militar argentina se aprovechó del mundial Argentina 78 para lanzar una ofensiva feroz contra los integrantes de las organizaciones terroristas que actuaban en ese país, en la que cometió graves excesos, principalmente asesinatos y desapariciones forzosas. Pero también lo usó para limpiar su imagen, presentando al dictador Rafael Videla al lado de los campeones mundiales argentinos con la copa en alto.
La dictadura militar que gobernó el Perú desde 1968 hasta 1980 le sacó provecho a la presencia de la selección en los mundiales. Primero para asociar subliminalmente las victorias mundialistas peruanas con la campaña “nacionalista” de las estatizaciones que, a la postre, quebraron el país; después para ocultar los “paquetazos” de alzas de precios que aplicó para corregir los desequilibrios económicos ocasionados por el estatismo, y también para ganar popularidad.
El 26 de marzo de 1977,día en que Perú clasificó al mundial Argentina 78 ganándole a Chile 2 a 0, en Lima, el presidente Francisco Morales-Bermudes bajó al campo de juego del Estadio Nacional, se enfundó la camiseta de Julio Meléndez y se puso a cantar el himno nacional. La impopularidad de la dictadura militar logró así un gran alivio por esos días.
Ahora que estamos viviendo la euforia global de la copa del mundo Brasil 2014 sería bueno tener los ojos bien abiertos para darnos cuenta en qué se están aprovechando de nuestra pasión futbolera. Por lo pronto, se sabe que la bancada nacionalista estaría presionando para que se apruebe en estos días el informe de la llamada megacomisión investigadora del gobierno aprista, a pesar de que ha sido observado por el Poder Judicial por contener presuntas violaciones al debido proceso en agravio del ex presidente Alan García Pérez.
Si se consumara semejante despropósito contra los derechos fundamentales, el ex presidente sería inhabilitado próximamente para ser candidato presidencial el 2016 por una decisión política de la mayoría oficialista del Congreso de la República que respondería a un plan para reiniciar la marcha del proyecto autoritario de la “reelección conyugal”. Sería grave y peligroso que la Copa del Mundo sea aprovechada así por el nacionalismo, la izquierda y el toledismo para darle una puñalada a la democracia y al estado de derecho. Ojo con lo que sucede en estos días. Veamos el mundial, pero sin descuidarnos de la política.
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