El Perú volverá a perder una nueva oportunidad de enganc...
Los profesores afiliados al Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) realizarán un paro nacional el jueves 21 de noviembre. El motivo, según los dirigentes del sindicato de docentes, es lograr mejores condiciones salariales e incremento del presupuesto de la educación.
La huelga se desarrollará en un contexto complicado para el sector. Según el Ministerio de Educación (Minedu), entre el 2011 y el 2017, la deserción escolar disminuyó de 52,215 a 12,871 estudiantes respectivamente; sin embargo, los resultados educativos son bastante pobres. Un reporte del Minedu señala que 46.4% de los alumnos de segundo grado de primaria obtuvo niveles satisfactorios en comprensión lectora y 34.1% en matemáticas. En 2009 hubo 23.1% de resultados satisfactorios en comprensión lectora y 13.5% en matemática. En el 2016 los resultados satisfactorios en estudiantes de segundo de secundaria fueron 14.3% en comprensión lectora y 11.5% en matemática.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2018), la asistencia en secundaria es 84.7%. La selva es la región con menor asistencia escolar, con 77.1%. En Loreto existe 73.4% de inasistencia estudiantil y en Madre de Dios 68.4%. El logro educativo (promedio de años estudiados y nivel alcanzado) en el nivel primario es 20.7% y en el nivel secundario 44.2%. Es decir, existe un marcado retraso (nivel educativo no correspondiente con la edad del estudiante) y abandono educativo. Según el Minedu, el atraso escolar llega al 15.3% en primaria y 16.7% en secundaria.
El presupuesto educativo subió de 2.7% a 3.5% del Producto Bruto Interno (PBI); pero la inversión en educación está todavía lejos del 6% que reclama el SUTEP. No obstante, el avance es incuestionable. Con este panorama, suspender las clases, perjudicando a los escolares, ¿sigue siendo la medida de fuerza correcta para conseguir las demandas de los profesores?
Para el ex ministro de educación, Idel Vexler, “la calidad y equidad de la educación no se resuelve con el desarrollo de diagnósticos, propuestas y expresiones bien intencionadas, sino con medidas para mejorar el aprendizaje, la cobertura, la matrícula y los índices de conclusión de estudios”.
Lamentablemente, durante la gestión del ex ministro Jaime Saavedra se hizo exactamente lo contrario. Durante el humalismo gran parte del presupuesto educativo fue utilizado para asesorías, consultorías y publicidad. Todo esto para crear en la población una percepción de avance educativo, pero los resultados siguieron siendo los mismos. Los escolares no pueden distinguir quién es Miguel Grau y quién Abimael Guzmán.
La meritocracia establecida en la educación peruana desde la gestión del ex ministro José Chang, durante la gestión de Alan García, sobrevive sin la contundencia que los peruanos quisiéramos. Esta meritocracia depende de la adecuada selección de profesores y su capacitación constante. El mérito de los docentes debe ir acompañado del desarrollo social, profesional y económico del docente. En este contexto, tampoco puede existir una escuela pública de calidad si un porcentaje alto de profesores todavía están contratados y no nombrados.
Si el Perú pretende mejorar su situación social y económica, la única manera es mejorando los niveles educativos. En esto deben estar comprometidos los profesores y padres de familia. No hay otra manera.
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