Alrededor de 40,000 hectáreas de cultivos del proyecto ...
Cómo evitamos las tragedias de Argentina y Venezuela
Los economistas suelen llamar “la trampa de los ingresos medios” al fenómeno que se produce en los países que luego de alcanzar niveles de bienestar a medio camino entre las sociedades pobres y las desarrolladas, no pueden competir con las estados más atrasados porque tienen costos salariales elevados, pero que tampoco pueden competir con las cadenas de valor e industrias de las sociedades avanzadas. El Perú y América Latina, entonces, podrían considerarse sociedades amenazadas por la trampa de ingresos medios.
El problema de los países que sucumben a la trampa de los ingresos medios es que inexorablemente inician un camino hacia el pasado, destruyendo los avances en bienestar y reducción de pobreza. Los casos de Argentina y Venezuela son paradigmáticos: el populismo y el estatismo dibujaron las tragedias actuales. El retroceso que se comienza a percibir en Chile con la reforma tributaria, las nuevas leyes laborales, y el intento de derribar la Constitución, para ahogar la economía de mercado, deberían ser luces rojas que alerten a la élite y a los políticos del Perú.
El Banco Mundial señala que solo 13 de los 101 países que enfrentaron la trampa de los ingresos medios en los sesenta lograron superar ese maleficio contra el desarrollo. Los casos más relevantes de esas positivas experiencias son las de Singapur y Corea del Sur. Las claves de los éxitos siempre estuvieron en la voluntad de los gobiernos en resolver los problemas institucionales, el déficit de infraestructuras, la reforma de la educación, la innovación y la revolución tecnológica.
Si el Perú pretende superar la llamada trampa de los ingresos medios tiene que afrontar los problemas de competitividad. Es decir, abordar las reformas de segunda generación que se postergan una y otra vez por cálculo de los políticos. Una de ellas, por ejemplo, es la ausencia de una reforma laboral que excluye a más del 70% de las empresas de la formalidad. Los otros ítems de lista ya la conocemos: instituciones, infraestructuras, educación y eliminar la sobrerregulación burocrática. Sin embargo no se hace nada, mientras se contempla cómo se para la economía.
La otra cuestión fundamental para superar la trampa de ingresos medios es entender la importancia de la lucha ideológica. Las recurrentes crisis sociales que enfrentan las sociedades abiertas, es decir sociedades con democracia y altos estándares de libertad, impulsa a la izquierda a construir relatos, narrativas, sobre las causas de los problemas económicos y sociales.
Por ejemplo, la característica de los países que se hunden en la trampa de ingresos medios es el fracaso absoluto del estado. Sin embargo la hechicería izquierdista demoniza al mercado y a la libertad económica ante la indolencia de los demócratas y, tarde o temprano, surgen las Argentina y Venezuela que relativizan la prosperidad alcanzada y empiezan un viaje al pasado del que les costará demasiado salir.
La izquierda peruana, insignificante política y electoralmente, tiene enorme fuerza ideológica. De allí que el fin del súper ciclo de los commodities, la necesidad de “diversificar la economía” con protagonismo estatal, el aumento del gasto público para reducir pobreza y diversos relatos ahora empiecen a formar parte del sentido común. La encrucijada de de Chile es para tener en cuenta. La Suiza de América empieza su camino de “redistribución” no obstante que se ahoga a la inversión privada. El granjero irresponsable de siempre que mata a la gallina de los huevos de oro.
22 – Jul – 2015
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