Alrededor de 40,000 hectáreas de cultivos del proyecto ...
En Perú, en Chile y en Colombia los proyectos colectivistas vinculados al Foro de Sao Paulo se han propuesto destruir el sistema privado de pensiones –también llamado de AFP– que ha venido acumulando los ahorros privados más grandes en la historia de la región. Una pregunta clave para entender la propuesta estatista de Pedro Castillo y Perú Libre, del gobierno de Gabriel Boric en Chile y la propuesta electoral de Gustavo Petro en Colombia: ¿por qué los colectivismos y los comunismos están tan interesados en destruir el sistema privado de pensiones? Una pregunta dramática si consideramos que hasta China avanza en reformas para crear un sistema de AFP.
En el Perú el sistema de AFP llegó a sumar alrededor del 25% del PBI (cerca de S/ 160,000 millones). Sin embargo, el promedio anual de crecimiento sobre el 6% del PBI comenzó a lentificarse a partir del 2013 hasta llegar a la cifra casi de 0% de expansión de la actualidad. Todos los valores y acciones en los mercados nacionales –en los que invierten las AFP– comenzaron a desplomarse con la ralentización económica. Y más tarde, los retiros irresponsables promovidos durante la administración de Vizcarra, y los recientes aprobados por el actual Congreso, simplemente comenzaron a destruir el modelo.
Como todos sabemos, por cada tres soles que los aportantes a las AFP tienen en sus cuentas individuales, solo uno es aporte directo y los otros dos son resultado de la rentabilidad de las inversiones de las AFP en los mercados nacionales e internacionales. En este contexto, la lentificación económica y los retiros aprobados comenzaron a licuar las cuentas de capitalización, y las corrientes comunistas empezaron una campaña para eliminar el sistema privado de pensiones. Algunos incautos se sumaron a la campaña. Sin embargo, después de las AFP, ¿qué? ¿El sistema de pensiones chavista en Venezuela o el modelo de los Kirchner en Argentina, donde, en la práctica, no existen jubilaciones?
En Chile el sistema privado de pensiones llegó a sumar cerca de US$ 150,000 millones. Sin embargo, igualmente la lentificación económica y los retiros irresponsables comenzaron a mermar las cuentas individuales. Gabriel Boric ha propuesto que en los aportes previsionales futuros se eliminen las AFP. Asimismo, en Colombia el candidato de la izquierda Gustavo Petro ha propuesto estatizar el sistema privado de pensiones poniendo en riesgo a los 358 billones de pesos de los más de 17 millones de colombianos que aportan al sistema. ¿Por qué entonces el chavismo y el estatismo se proponen destruir a cualquier costo el sistema de AFP?
El sistema estatal de reparto en el que todos los trabajadores aportan a un fondo común para pagar a los jubilados se creó en el siglo XIX, pero el crecimiento del capitalismo en general mejoró considerablemente los sistemas sanitarios y alargó la esperanza de vida. De pronto, en las sociedades que alcanzaban el desarrollo había más jubilados que trabajadores activos que aportaban al fondo común.
En este contexto, el sistema estatal de reparto se volvió inviable y las sociedades avanzaron lentamente –bajo diversas modalidades– al sistema de cuentas individuales, en el que los aportantes depositan en sus cuentas personales y una AFP se encarga de administrar, invertir y capitalizar el dinero. El mundo no tiene otra salida. La inversión privada, el crecimiento, la reducción de pobreza y el aumento de la longevidad vuelven inviables el sistema estatal. Las cosas son tan evidentes que hasta China ha empezado una reforma de su sistema previsional en base a las cuentas de capitalización.
El chavismo latinoamericano entonces pretende destruir las AFP porque necesita destruir al sector privado, el crecimiento y el proceso de reducción de la pobreza. Una de las condiciones de la estatización de la economía, evidentemente, es la eliminación de las AFP. ¿Alguien imagina una AFP en Venezuela? Imposible, todo es estatal.
No negamos que el sistema de AFP del Perú necesita reformas. Pero es evidente que cualquier transformación debe rechazar el sistema de reparto estatal y apostar por el futuro de las cuentas de capitalización.
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