Alrededor de 40,000 hectáreas de cultivos del proyecto ...
El flamante ministro de Energía y Minas (Minem), Rómulo Mucho, acaba de señalar que el objetivo del gobierno debería ser que Petroperú se convierta en una empresa rentable. En cualquier caso, se trata de una simple declaración que debería ser aclarada para entender cuál es el rumbo de los cambios en el Ejecutivo. ¿Es posible que la petrolera estatal proyecte una rentabilidad en el futuro, de acuerdo con las condiciones de la industria petrolera mundial?
César Gutiérrez, especialista en hidrocarburos y columnista de este portal, acaba de recordar que existe un informe de ADL- Columbus, una consultora internacional –que fue contratada por mandato legal por Petroperú– que ha establecido que el patrimonio de Petroperú será negativo en US$ 537 millones en el 2047 (fecha en que vence la deuda de la petrolera) si se consideran las cifras y supuestos de Petroperú. Sin embargo, de acuerdo con los estimados y números de la propia ADL- Columbus el patrimonio negativo sumaría US$ 2,100 millones.
¿Qué significan semejantes proyecciones? Que la petrolera estatal no tiene posibilidades de alcanzar rentabilidad y que la única manera que sobreviva en el tiempo es a través de los rescates financieros del Estado. Es evidente entonces que el Ejecutivo, considerando el modelo económico, la estabilidad fiscal y el propio régimen económico de la Constitución, tiene que tomar una decisión al respecto. Es imposible preservar el modelo con un proyecto de construir una pequeña PDVSA en el país a costa del bolsillo de todos los peruanos.
Al respecto vale recordar que hasta el 2022 se acumularon más de US$2,500 millones en rescates financieros en la petrolera estatal e, igualmente, la salida de los exministros Alex Contreras y Oscar Vera de los despachos de Economía y Energía, respectivamente, tiene que ver con la discusión de un nuevo rescate que sumaría US$ 3,500 millones. Cada una de estas cifras sobrepasa el 1% del PBI. Y las cosas se complican cuando advertimos que la deuda que deja la aventura de la modernización de la refinería de Talara sobrepasa los US$ 8,000 millones.
Como ya lo hemos sostenido en este portal, al lado de la caída de la recaudación tributaria del año pasado, Petroperú se ha convertido en una de las causas por las que el Ejecutivo incumplió las metas de reducción del déficit fiscal. Se proyectaba reducir el déficit a 2.4% del PBI, pero se sumó 2.8% luego de tres décadas de disciplina fiscal en que el país se convirtió en ejemplo mundial en el manejo de esta variable.
El problema es que de proseguir los reflotamientos de Petroperú será imposible cumplir la meta de reducción fiscal del 2% del PBI para el 2024. Según algunas calificadoras de riesgo internacionales, semejante posibilidad dispararía las alarmas sobre la situación fiscal del país y se comenzarían a revisar los grados de inversión alcanzados por el Perú en tres décadas de esfuerzo de los peruanos.
El cambio ministerial en el Ejecutivo debería entonces reorientar con firmeza la posición del gobierno con respecto a Petroperú. Es hora de analizar cómo se corta la sangría de recursos fiscales de la petrolera estatal que amenaza la propia macroeconomía en cuanto al déficit fiscal. Si el Ejecutivo pretende enviar señales claras al sector privado y a los mercados para recuperar tasas de crecimiento que nos permitan seguir reduciendo pobreza, entonces el asunto de Petroperú debe definirse y, sobre esa base, discutirse cómo se produce el fin de un desangramiento fiscal interminable.
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