Alrededor de 40,000 hectáreas de cultivos del proyecto ...
En un reciente encuentro de especialistas en minería, el presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), Abraham Chahuan, señaló que “según proyecciones del Banco Mundial, las inversiones en las que se están incurriendo en este momento para la transición energética y descarbonización, están llevando a que el mundo requiera más cobre". La demanda anual de este metal, que era de 25 millones de toneladas en 2021, va a pasar a ser de 49 millones de toneladas en 2035, y a 53 millones de toneladas en 2050.
El aumento de la demanda de cobre también se debe a otros motivos, como la creciente inestabilidad política en Europa, que ha provocado una rápida transición hacia fuentes de energía alternativas con el fin de reducir la dependencia del gas proveniente de Rusia. Además, la presión mundial para lograr la meta de cero emisiones de carbono para el año 2050 ha acelerado el cambio hacia energías renovables y ha impulsado la adopción de tecnologías como los vehículos eléctricos, en lugar de los tradicionales de combustión interna. Y esta demanda por vehículos eléctricos ha generado un aumento en la necesidad de materiales como el cobre y el litio, que son cruciales para su fabricación.
El Perú es un importante productor de cobre a nivel mundial, que contribuye significativamente a la oferta global de este valioso recurso. Con una producción anual de alrededor de 2.5 millones de toneladas métricas de cobre (TMC), el Perú se ubica en el tercer lugar de los países con las mayores reservas de cobre en el mundo. Perú y Chile juntos poseen el 40% de las reservas mundiales de cobre, lo que les otorga una posición privilegiada en la industria minera.
Para que ese aumento de la demanda mundial de cobre beneficie económicamente al país, necesitamos un plan estratégico nacional, con la participación de instituciones, empresas, gremios y, por supuesto, el Estado. La explotación de nuestros ricos yacimientos de cobre podría ser una oportunidad clave para mejorar la economía del país y reducir la pobreza en las comunidades locales. El Perú tiene una cartera de más de 60 proyectos mineros, por un monto de alrededor de US$ 50,000 millones; y de esos proyectos, el 65% son cupríferos.
De concretarse esa cartera, según el IIMP, al 2031 podríamos bajar en 14 puntos porcentuales la pobreza en el Perú, alcanzar el 13% de crecimiento del PBI acumulado, beneficiar directamente a 16.6 millones de personasq, generar 3.9 millones de empleos (directos e indirectos), y sumar S/ 85,000 millones en aportes tributarios al Estado y S/ 47,000 millones en compras a proveedores locales.
Para lograr estos objetivos necesitamos estabilidad jurídica, disminuir radicalmente la conflictividad social, y refutar las leyendas y mentiras que constantemente difunden los activistas antimineros y la izquierda más radical. Como sabemos, actualmente el mayor problema para la producción de cobre en el Perú son los activistas bolivarianos, que pretenden estatizar las minas nacionales. Para ello están manipulando a las comunidades locales y haciendo que pequeños grupos violentistas lleven a cabo actos vandálicos y bloqueos de carreteras que han afectado la producción de minas clave como Las Bambas, en Apurímac, que ya suma casi 500 días de paralizaciones por la acción de esas minorías radicales.
Por ese motivo Las Bambas ha reducido en cerca del 50% sus estimados de proyección anual de producción. En 2022 apenas produjo 240,000 TMC, pese a tener una proyección anual de 400,000 TMC. Algo similar ha sucedido con la mina Cuajone, que el año pasado esa mina sufrió un asalto por parte de un violento grupo antiminero que destruyó las fuentes de abastecimiento de agua para las operaciones de la mina y para la subsistencia de más de 5,000 personas, lo que afectó significativamente la producción de la mina.
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