¿Para cuándo Tía María?

Se ha dicho equivocadamente que el proyecto de cobre Tía María, en Arequipa, no tiene el respaldo de la población. El marxismo antiminero, a través de diversas oenegés, ha planteado la obtención de una “licencia social” para iniciar operaciones. No obstante, para el círculo antiminero basta que un grupo de activistas ideologizados interrumpa el desarrollo de un proyecto para señalar la ausencia de la llamada licencia social. Esto ha ocurrido en Tía María. 

En 2015, las dirigencias extremistas contrarias a las inversiones mineras iniciaron el 7 de abril una serie de protestas violentas contra el proyecto de cobre. Durante dos meses, los vándalos tomaron la provincia de Islay y obligaron a las personas a protestar. Los colegios, comercios e instituciones públicas y privadas suspendieron sus labores. Durante las protestas, la propiedad pública y privada fue atacada. Hay que decirlo con claridad, el resultado de los desmanes era el esperado: un policía y dos civiles muertos, numerosos heridos y cuantiosos daños materiales. 

Una falsa percepción se ha extendido en contra de Tía María. Comunistas y antimineros crearon esa imagen que hoy se retroalimenta en el objetivo de detener el proyecto minero a través del concepto de la “licencia social”. Pero esta “licencia social” es un concepto tan gaseoso que aceptar ese razonamiento puede significar renunciar a un proyecto extremadamente importante para Arequipa, Islay el valle de Tambo.

Nadie conoce a ciencia cierta la posición del Ejecutivo con respecto a la minería. Mirtha Vásquez, presidenta del Consejo de Ministros, ha sido abogada y secretaria ejecutiva de la ONG Grufides, del ex congresista Marco Arana, frontal opositor de Conga y Tía María. Para Pedro Francke, ministro de Economía, Tía María no avanzará porque el Ejecutivo “prioriza planes mineros que no hayan causado malestar social”. 

Justo en el momento en que los precios del cobre y los minerales se van para arriba –según el Boletín Estadístico Minero, de enero a mayo 2021, el cobre se elevó en 17%, el oro 3.7%, la plata 40.9%, el zinc 66.6%, el plomo 30.2%, el hierro 101.9%, el estaño 78.2% y el molibdeno 13%– el Ejecutivo es atenazado por ideologías fundamentalistas que se niegan a aceptar los círculos virtuosos que produce la inversión minera. Si el Perú ejecutará su cartera de inversiones mineras de más de US$ 62,000 millones podría crecer en 5% en promedio anual y lograría reducir la pobreza por debajo del 15% de la población.

Pese a las adversidades, las posibilidades de Tía María continúan firmes. El proyecto tiene la licencia de construcción de mina y, según encuestas que fueron publicadas antes de la pandemia, es aprobado por la mayor parte de la población arequipeña. Southern y otras inversiones –que han incrementado los presupuestos de las municipalidades con el aporte del canon– continúan apostando por el país de la misma manera como se espera que el Ejecutivo apueste por los proyectos técnicamente y socialmente garantizados. 

Con la puesta en marcha de Tía María –US$ 1,400 millones de inversión para 120,000 toneladas de cobre al 99.99% de pureza– los gobiernos locales y regionales duplicarán sus ingresos con el aporte de S/ 300 millones por canon y regalías. Asimismo, se prevé 8,000 nuevos puestos de trabajo, necesarios para reducir a cero el desempleo en Islay y otras localidades cercanas. ¿Para cuándo entonces, Tía María?

La única manera de tener menos pobres en un país con tanta riqueza es multiplicando las inversiones privadas. Sobre todo las mineras.