¡No hay turismo sin inversión privada!

Estado debe promover la inversión privada y eliminar la tramitología

Según una nota de prensa del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) hasta agosto de este año el turismo generó alrededor de 1.32 millones de empleos de forma directa, en tanto que en el 2016 creó alrededor de 1.28 millones. En otra parte de la nota del Mincetur se indica que el sector turismo generará alrededor de US$ 4,591 millones (como ingreso de divisas) y aportará el 3.9% al crecimiento del PBI. Estas cifras representan buenas noticias para el país, porque a pesar de los desastres naturales que afectaron a las regiones del norte y los conflictos sociales (paros y huelgas) en las principales ciudades del sur, el turismo sigue a paso firme y se consolida como un motor de la economía nacional.

No obstante, vale preguntarse ¿por qué el turismo nacional sigue creciendo a pesar de los múltiples problemas en nuestro país? Una de las explicaciones de este crecimiento es que en las últimas décadas se ha desarrollado una poderosa inversión privada en todos los sectores, incluido el turismo. Un detalle que corrobora el razonamiento anterior: según la Sociedad Hoteles del Perú (SHP), durante el periodo 2011-2016 se invirtieron alrededor de US$ 500 millones en 44 proyectos hoteleros; y para el periodo 2017-2021 se invertirán US$ 1,141 millones en la ejecución de 62 nuevos proyectos.

El principal obstáculo que impide que la inversión privada se expanda con mayor rapidez es el propio Estado. Lo que ahora tenemos es un Estado que ha fallado en proveer bienes y servicios para aprovechar todas las fuerzas y potencialidades que tiene nuestro país. Para desarrollar esas potencialidades se necesita un Estado que promueva la inversión privada y elimine la tramitología que frena los proyectos de desarrollo turístico. La construcción de infraestructura, por ejemplo, es vital para convertir al turismo en una actividad más competitiva; sin embargo, el último reporte del World Economic Forum (WEF) coloca al Perú en el puesto 89 en el desarrollo de infraestructura, sobre un total de 140 países analizados.

Ahora bien, desde este portal creemos que ha llegado el momento de tener más audacia para convocar la participación de la inversión privada en el cuidado y la gestión de los recursos. De allí que el Ejecutivo pepekausa deba volver a revisar y reactivar el Decreto Legislativo 1180, derogado durante el nacionalismo, que permitía que empresas privadas gestionen y administren inmuebles considerados patrimonio cultural y que se encuentran en situación de abandono o evidente deterioro por un periodo de diez años. Esta excelente iniciativa abortó porque la izquierda y las autoridades locales del Cusco echaron a rodar un relato falso que anunciaba la intención de “entregar Machu Picchu a los chilenos” o de vender las “líneas de Nazca a los gringos”. En el Cusco y Arequipa se organizaron protestas de grupos radicales y el Congreso derogó esa norma, que hubiese permitido poner en valor nuestro valioso patrimonio arqueológico.

Los excelentes números conseguidos por el sector turismo dan cuenta de que el Gobierno pepekausa debe acelerar las reformas en el Estado y tener mayor audacia para convocar al sector privado.