Editorial Economía

¡Evitemos el fin del milagro agroexportador!

Congreso debe restablecer Ley de Promoción Agraria

¡Evitemos el fin del milagro agroexportador!
  • 07 de julio del 2022

Desde el 2000, las agroexportaciones crecieron de US$ 627 millones a US$ 8,842 millones en el 2021. Para el 2022 se proyecta que los envíos sumarán US$ 10,493 millones. Y el 2023 se proyecta cerca de US$ 11, 554 millones en agroexportaciones. Sin embargo, luego de crecer en más de 1000% hasta el 2023, todo empezará a declinar. El motivo: no hay nuevas inversiones para expandir la frontera agroexportadora.

¿Por qué no hay nuevos emprendimientos en el sector? Es evidente que los anuncios de la constituyente y las nacionalizaciones del Gobierno de Pedro Castillo, simplemente, han ahuyentado cualquier posibilidad de nueva inversión. Sin embargo, la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria (Ley N° 27360), durante la pasada administración Sagasti, se convirtió en la estocada final del ciclo de inversiones.

Al respecto, vale recordar que bajo la vigencia de la Constitución de 1993, los 22 tratados de libre comercio firmados por el Perú –que posibilitaron un universo de consumidores de más de 5,000 millones de personas– y la Ley de Promoción Agraria, en apenas dos décadas se convocaron más de US$ 20,000 millones de inversiones, se contrató a más de un millón de trabajadores (empleos directos e indirectos) y la pobreza en las regiones agroexportadoras bajó por debajo de la media nacional. 

De otro lado, el ingreso de un trabajador agrario formal superó largamente a la remuneración mínima vital oficial. Y en el caso de Ica, incluso, se llegó al pleno empleo. El milagro agroexportador que logró una oferta de más de 600 variedades de frutas y hortalizas, pues, está llegando a su fin porque no hay nuevas inversiones.

Vale recordar que la Ley de Promoción Agraria permitía regímenes tributarios y laborales flexibles, y que promovía la permanente reinversión de las utilidades en proyectos que demandan años de maduración y contratos de trabajo flexibles –con todos los derechos sociales reconocidos– de acuerdo a la estacionalidad de las actividades: siembra, mantenimiento y cosecha.

Todos esos círculos virtuosos están llegando a su fin con la derogatoria de la mejor ley económica de las últimas décadas. Algo que debe resaltarse: el milagro exportador peruano se desarrolló en apenas el 5% de las tierras destinadas a la agricultura. Como todos sabemos, el 95% restante de tierras es conducido por más de dos millones de minifundistas que desarrollan una agricultura familiar y de sobrevivencia.

Las posibilidades de expansión de la frontera de la agroexportación, entonces, son enormes. Y no solo en cuanto a nuevas tierras ganadas al desierto a través de los proyectos hídricos, sino también mediante la incorporación de las pequeñas unidades agrarias a los ciclos agroexportadores. Al respecto, vale destacar que el 80% de las empresas dedicadas a la agroexportación corresponden a pequeñas y medianas unidades agrarias que han sido incluidas en los ciclos de la agroexportación.

En el Perú entonces existe la mejor agricultura del planeta, que conquista todos los mercados mundiales, junto a la más atrasada y excluida. Por estas razones, la única opción para sacar a más de dos millones de minifundistas es extendiendo todos los beneficios de la agroexportación a todos los agricultores de la costa, la sierra y la selva. En otras palabras, todos deben tener la posibilidad de acceder a un mercado de más de 5,000 millones de consumidores.

Para avanzar hacia ese objetivo, el Estado debe resolver los problemas legales de la propiedad de los minifundistas y, sobre esa base, alentar la asociatividad de las pequeñas unidades para crear economías de escala. Asimismo, el Estado debe resolver los problemas de conectividad, infraestructuras y, particularmente, el tema del agua. 

Si se avanza en ese sentido, el Perú podría convertirse en una potencia agrícola mundial, y nuestros minifundistas en pobreza pasarían a ser una nueva clase media agraria, a semejanza de los países desarrollados. 

Por todas estas razones, el Congreso no debe esperar un día más para restablecer la plena vigencia de la Ley de Promoción Agraria y relanzar el proceso agroexportador, que hoy empieza a agonizar.

  • 07 de julio del 2022

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