Editorial Economía

El oxígeno viene de la minería

Responsabilidad del sector privado comprobada

El oxígeno viene de la minería
  • 11 de agosto del 2020

Horas después del cambio del Gabinete Ministerial presidido por Pedro Cateriano, el Ejecutivo de Martín Vizcarra aceptó la donación de 20,000 litros de oxígeno líquido semanal (17,000 balones grandes de oxígeno) por parte de la minera Southern Peru. En cuestión de horas, para salvar la vida de las personas afectadas de covid-19, el oxígeno generado en la refinería de Ilo –de  98.45% de pureza, por encima de los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud– fue destinado a los hospitales de Moquegua y Arequipa. Se hizo así evidente lo inaceptable, desde todo punto de vista, del bloqueo de esa donación por parte de los sectores marxistas del gobierno regional de Arequipa y de Palacio de Gobierno. 

La iniciativa de Southern es una muestra de la responsabilidad social que caracteriza al sector privado, en un rol filantrópico asumido por propia voluntad. Mientras la tragedia del sistema de salud público se hacía evidente –carencias de personal de salud, de unidades de cuidados intensivos (UCI), de equipos de protección personal, de oxígeno, de medicinas– la respuesta del sector privado no se hizo esperar, resolviendo algunos de inmediato los problemas generados por el coronavirus.

También se ha hecho evidente la poca o nula capacidad de gestión de las autoridades de los gobiernos regionales. Desde el inicio de la emergencia sanitaria, o no gastaron los presupuestos destinados o los gastaron bastante mal. En Arequipa, las autoridades de la región estuvieron –literalmente– de brazos cruzando, viendo la multiplicación de los contagios y muertes. Los hospitales de Camaná, Chala y Cotahuasi continúan abandonados a pesar de tener terminadas las obras civiles, y estar equipados y listos para funcionar. 

En este escenario de desesperación social, la minería no solo acude a salvar vidas con oxígeno, sino también con otras donaciones y actividades relacionadas con la salud pública. El sector minero, de manera orgánica, donó 500,000 pruebas de descarte de coronavirus; también fue parte de otras donaciones organizadas por los gremios empresariales privados. En el sur, Southern instaló, en lugares públicos dispensadores de agua con sus respectivos tanques: además fumiga espacios concurridos, comisarías y hospitales –utilizando potentes bombas instaladas en camiones– y dona equipos de protección personal. 

El ejemplo de Southern es multiplicador en el sector privado. Por ejemplo, recientemente un generador de oxígeno de 30 metros cúbicos por hora (m3/h), de US$600,000 –donado por el Fondo de Apoyo Global de la minera Newmont– ha sido destinado a los pacientes de Covid-19 del Hospital Regional Docente de Cajamarca. La donación acompaña a los ocho ventiladores mecánicos donados antes por la minera al hospital regional. Hechos y no palabras, es la respuesta del sector privado en los momentos más difíciles para el país. 

En mayo pasado, cuando en Loreto el coronavirus se extendía dramáticamente, causando picos de contagios y personas fallecidas, la compañía de minas Buenaventura puso a disposición del Ministerio de Salud (Minsa) un generador de oxígeno medicinal de 30 m3/h. Técnicos e ingenieros de la minera instalaron el equipo portátil e hicieron el arranque correspondiente. Con el generador, 10 balones de 6 m3 de oxígeno son parte de la donación para el sistema de salud público de Iquitos. 

Mientras las compañías mineras resuelven las necesidades urgentes de las comunidades, sectores de la población vinculados al marxismo radical planean el bloqueo de la producción de cobre en el país. En la provincia de Espinar (Cusco), con el pretexto de un bono de solidaridad para cada poblador mayor de 18 años, los dirigentes han roto los acuerdos firmados por la comunidades y la empresa Glencore-Antapaccay. Por los dirigentes comunistas, un fideicomiso (3% de las utilidades anuales) destinado a obras de infraestructura productiva y actividades económicas de los comuneros es pulverizado, destinado al consumo de los pobladores. Asimismo, en Arequipa, los dirigentes marxistas infiltrados en los gremios y colectivos sociales han anunciado movilizaciones públicas contra el proyecto de cobre Tía María para después de la cuarentena. 

No obstante las dificultades del sector minero en Perú, la fe continúa firme en las inversiones responsables con el medio ambiente y las costumbres de las comunidades.

  • 11 de agosto del 2020

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