Alrededor de 40,000 hectáreas de cultivos del proyecto ...
Un sector que podría convertirse en potente motor del crecimiento
Junto a la explotación de nuestros recursos naturales, nuestro país tiene otros sectores con gran potencial para convertirse en potentes motores del crecimiento, como, por ejemplo, la agroexportación y el turismo. Es cierto que el impacto de la minería en el crecimiento económico es inobjetable. Un estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE) publicado en el 2012, señala que la minería representa más del 50% de los ingresos de divisas, el 14% del Producto Bruto Interno (PBI) y el 20% de la recaudación fiscal.
No obstante, en la última década se ha registrado un avance impresionante de la agroexportación y el turismo. Hoy, ambos sectores generan ingresos de divisas al país por más de US$ 9,000 millones, en tanto que en el 2003 generaban US$ 2,300 millones.
El turismo en particular ha crecido mucho en la última década. Según datos del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MIncetur), en el 2004 llegaron al Perú 1’350,000 turistas extranjeros, mientras que en el 2014, diez años después, llegaron más de 3’200,000. Como es obvio, los ingresos en divisas por turismo también crecieron y se triplicaron en esa misma década: de US$ 1,283 millones en el 2004 a unos US$ 3,824 millones en el 2014. Un crecimiento extraordinario.
Pero el Perú tiene todavía un enorme potencial turístico por explotar. Por ejemplo, un informe elaborado hace un año por el Centro de Planeamiento Estratégico (Ceplan) calcula que el Perú puede captar de 10 a 15 millones de turistas al año. Además, para la Adventure Tourism Development Index, institución internacional especializada en turismo de aventura, el Perú es el tercer país con mayor potencial turístico en Sudamérica y la prestigiosa World Travel Awards elige a nuestro país como el mejor destino culinario por cuarta vez.
Para desarrollar esas potencialidades se necesita de un estado más eficiente y proactivo, que promueva la inversión privada y elimine la tramitología que frena la realización de los proyectos de desarrollo turístico. La construcción de infraestructura, por ejemplo, es vital para convertir al turismo en una actividad más competitiva, y sin embargo, el último reporte de la World Economic Forum (WEF) coloca al Perú en el puesto 89 en el desarrollo de infraestructura sobre un total de 140 países analizados.
Un ejemplo de la ineficiencia estatal es la interminable espera para que se realice el proyecto de ampliación del aeropuerto Jorge Chávez, el más importante del Perú. Según funcionarios de la empresa concesionaria de esa terminal, Lima Airports Partners (LAP), el estado ha incumplido con entregar los terrenos debidamente saneados para la ampliación de la tercera etapa. La construcción se realizaría todavía en el 2017, si la burocracia lo permite. El fracaso del estado para convocar a la inversión privada es evidente.
Otro ejemplo es el derogado Decreto Legislativo 1180, que permitía que empresas públicas y privadas gestionen y administren inmuebles considerados patrimonio cultural que se encuentran en situación de abandono o evidente deterioro, por un periodo de 10 años. Esta iniciativa excelente abortó porque la izquierda y autoridades locales del Cusco echaron a rodar un relato falso que anunciaba una intención de “entregar Macchu Picchu a los chilenos” o de vender las “líneas de Nazca a los gringos”. En el Cusco y Arequipa se organizaron protestas de grupos radicales y el Congreso derogó la norma que hubiese permitido poner en valor un valioso patrimonio arqueológico.
La gastronomía, la cultura o la biodiversidad también le otorgan grandes ventajas comparativas a nuestro país en el mercado turístico regional. El turismo podría convertirse en un motor de crecimiento económico, pero para eso se necesita un estado eficiente, rápido y con capacidad de convocar a la inversión privada.
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