Raúl Mendoza Cánepa
¿Y los indignados?
En el Perú la dignidad es relativa, depende de la opción política
Está bien que la presidenta del Congreso haya convocado a la Junta de Portavoces. Ocurre que Karelim López habló, acogiéndose a la colaboración eficaz. Involucró en presuntos delitos al presidente de la república, a dos ministros, a cinco congresistas de Acción Popular y a otros personajes que habrían maniobrado a la sombra, lo que dejaría limpio el camino para la vacancia presidencial. La vacancia por incapacidad moral no requiere pruebas porque no tiene la naturaleza del proceso penal. Simplemente se requiere una sucesión de hechos que afectan gravemente la dignidad presidencial, tornando en inviable la continuación del mandato. No requiere el esclarecimiento de los hechos como se le exige a un juez penal sino la disciplina del procedimiento, una valoración política y los votos suficientes.
Si todo hubiera ocurrido en un hipotético gobierno de Keiko Fujimori los colectivos estarían pidiendo la renuncia de toda la fórmula, los jóvenes del bicentenario estarían indignados y los faranduleros lavabanderas lloriqueando con los ojos secos. Las chalinas verdes estarían más irritadas que nunca y la reserva moral de las redes no se daría tregua.
Ocurre que en el Perú la dignidad es relativa, el bien y el mal depende de tu opción política o de tu agenda. ¿Y Verónika Mendoza? Tan maltratada ella ¿Y Sigrid Bazán? ¿Y la ministra de la mujer? ¿Héctor Valer le parecía un problema y no el machismo detrás? ¿Y el Partido Morado se cerrará aún en su agenda progresista? ¿Y la vizcarrista Somos Perú? Vizcarra dio el primer paso para destruir la institucionalidad y nos condujo al averno. Salvador del Solar tiró las puertas del Congreso y ayudó a una disolución por denegación fáctica (más un invento que una doctrina constitucional), pero nadie lo llamó “golpista” porque “todo vale” si es contra el fujimorismo.
Manuel Merino asumió por un procedimiento constitucional correcto con un representativo caudal de 105 votos parlamentarios, pero lo llamaron “golpista”. La reserva moral lo llamó “golpista” sin saber lo que es un golpe de Estado, sin saber lo que es “representación”. La ignorancia es atrevida y el odio lo es más. No hay golpe de Estado cuando se cumple con la Constitución, simplemente no existe el golpe constitucional.
Karelim López habló de cinco congresistas de Acción Popular, los llamados “niños”. Esos cinco y su entorno deberían ya mismo suspender su militancia o ser retirados del partido. Si Acción Popular no define posición de grupo, corre el riesgo de perder su inscripción en 2026. El desgaste sería destructor y lo que se le pide es asumir una línea coherente en Paseo Colón y en el Congreso.
Hay partidos que son un lastre y que solo dan para la duda. Nunca sabemos a qué juegan APP, los rojitos de AP, Podemos Perú (Urresti no dice nada), Somos Perú y otros. Cuando perdamos la democracia y gane el totalitarismo, los tendremos en cuenta.
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