Iván Arenas
Vizcarra, Verónika y los cómicos ambulantes
La construcción del “sentido común”
No obstante la arrogancia del académico que construye sus hipótesis desde el altar de su cubículo, el mundo popular, que es ancho y ajeno, representa hoy un laboratorio fértil para una nueva sociología. ¿A qué nos referimos? A que los "dioses" de la ciencia política y los sociólogos han abandonado su verdadera labor que es aproximarse al "Perú real", a la calle, a sus instituciones.
De allí por ejemplo cuando uno pasea por las calles del Perú de los conos encontrará que muchas, si no cientos de personas, se reúnen en torno a los cómicos ambulantes, que son auténticos juglares de noticias y constructores de sentido común. Entre burla y seriedad, pero todo sin anestesia, los cómicos que pululan en el malecón Chabuca Granda, entre otros lugares, tocan temas como la familia, la migración venezolana, el emprendimiento, la corrupción y la política. Allí no existen los periodicazos de la prensa tradicional y del establishment, con sus periodistas y sus analistas.
Antes de continuar vale puntualizar que en el límite de la segunda vuelta de 1990, los enormes intelectuales Eduardo Zapata y Juan Biondi hicieron un estudio sobre los cómicos ambulantes de la época y encontraron que todos ellos hablaban pestes de Vargas Llosa y, por el contrario, se referían bien sobre Alberto Fujimori. Este estudio sirvió como antesala y profecía de lo que luego sería en " tsunami naranja".
Hoy, para seguir con el ejemplo, una porción de los cómicos ambulantes, sin saber exactamente lo que hacen, están construyendo una oposición popular al chavismo. ¿Cómo así? Entre sus temas de ironía y burla, culpan a Maduro y sobre todo a Chávez y a sus políticas económicas. Van construyendo un sentido común, como cuentagotas, sobre el chavismo. Todo lo anterior indicaría una antesala a un posible fracaso de la izquierda criolla local, y en especial de Verónika Mendoza o a alguno que reivindique aún el socialismo de cuño chavista.
Con Antauro sucede una cosa extraña, porque su fortaleza parece radicar en su habilidad de representación simbólica de un orden y mano dura que hoy todo indica que no existe. Allá abajo, donde el académico de la facultad de sociales no se atreve a mirar por clasismo, se construye también un sentido de oposición contra Vizcarra (a quien culpan de no trabajar) y contra el establishment que ha gobernado desde la caída del fujimorato.
Ese inmenso mundo popular y plebeyo tiene sus instituciones (familia y mercado), pero desafortunadamente el académico y el intelectual, con sus anteojeras ideológicas, detestan el llano incomprensible del "otro Perú". No obstante, la realidad pulverizara las tesis y libros, como lo ha hecho. Hay un nuevo desborde popular, como diría el maestro Matos Mar.
COMENTARIOS