Berit Knudsen
Valores y tradiciones que se desmoronan
La fortaleza de Kuelap y la crisis política
El derrumbe de los muros de la fortaleza de Kuelap es una cruel analogía de la grave crisis que vivimos. Se siente como un nuevo llamado, que muchos no quieren escuchar, esta vez por el abandono, que reclama nuestra atención hacia las zonas alejadas de ese Perú profundo. Un complejo arqueológico que permaneció en pie por más de 800 años, dos siglos más que Machu Picchu, hizo rugir sus cimientos haciendo rodar sus gigantescos muros.
Nuestros valores culturales son nuestra esencia, son el legado que nos define como peruanos. Una tradición forjada a lo largo de nuestra historia milenaria, y expresión de nuestro pasado que debemos preservar para las generaciones futuras. No hablamos solo de monumentos históricos, nuestro legado comprende las expresiones vivas heredadas de un pasado en el que la asimilación de culturas, la mixtura y la diversidad han sido constantes que hoy debemos luchar por preservar, porque “vale un Perú”.
Compartimos como peruanos nuestro territorio, origen común, tradiciones y nuestra nacionalidad. Hace más de 5,000 años se desarrolló en las costas de Lima la civilización más antigua de América, con un nivel de organización que permitió el intercambio entre costa, sierra y selva. En todo nuestro territorio se desarrollaron innumerables culturas que fueron evolucionando y fusionándose, dejando a su paso invalorables testimonios de nuestra peruanidad. Son conocidas en el mundo las líneas de Nazca, que datan del año 500 a.C., un centro ceremonial no poblado con una extensión de 450 km cuadrados, famoso por los peregrinajes para rendir culto a sus dioses y sus gigantescos geoglifos que representan seres vivos, plantas estilizadas y seres imaginarios que parecen haber sido una constante a lo largo de toda la costa peruana.
La zona arqueológica de Chan Chan, ubicada en la ciudad de Trujillo, es un centro político, religioso y administrativo habitado hasta el siglo XV que representa la más grande ciudad construida con adobes en América precolombina. El sitio arqueológico de Chavín dio nombre a la cultura que se desarrolló entre los siglos XV y V antes de Cristo, en la provincia de Huari (departamento de Áncash), en el corazón de los Andes centrales del Perú; un centro ceremonial y de peregrinaje para el mundo religioso andino. La ciudad del Cusco integrada por edificios con funciones religiosas y administrativas, organizados durante la época del inca Pachacútec en el siglo XV, fue rediseñada y remodelada luego de un proceso de ocupación preinca de más de 3,000 años, siendo la capital del Imperio del Tawantinsuyo, que abarcaba gran parte de Sudamérica. La lista es tan numerosa que el inventario resulta casi imposible.
Vale la pena mencionar a Chankillo, complejo astronómico más antiguo de América, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 2021. Este conjunto ceremonial ubicado en Casma (región de Ancash), fue habitado en el año 500 a.C. y contiene 13 torres de piedra y barro, dedicadas a la observación de los movimientos solares, que permitían señalar los solsticios y equinoccios, cambios de estación y movimientos cíclicos del astro solar a través del año con impresionante precisión. Este tesoro de nuestra tradición es desconocido por muchos peruanos, y su puesta en valor no ha sido concluida, lo que pone en constante peligro este patrimonio.
El sitio arqueológico preinca de Kuélap, ubicado en los Andes amazónicos del Perú, en la provincia de Luya, fue edificado por la cultura Chachapoyas. El conjunto arquitectónico de grandes piedras, que abarca un área de 600 metros cuadrados, fue construido sobre el cerro Barreta, a una altitud de 3000 m.s.n.m.; estuvo habitado durante el siglo XIII, dos siglos antes que nuestro famoso Machu Picchu. Esta monumental fortaleza tiene muros perimétricos que alcanza los 19 metros de altura, uno de los cuales colapsó como consecuencia del mantenimiento deficitario y un aniego de unos cinco metros, como consecuencia de las lluvias, que parece no haber sido drenado a tiempo. “…Declarado en emergencia se ha empezado a caer producto del abandono que ha tenido por muchos años. Estamos con un plan de ejecución para poder contener este deterioro de Kuélap”, fue lo que dijo el ministro de Cultura ante su propia inacción.
Pero nuestros valores van más allá de los testimonios arqueológicos. El peruano es amable, es alegre, es chambero, es recursero como producto de una identidad que se ha ido forjando durante siglos. Nuestros valores, tradiciones y todos los elementos de la mixtura cultural están presentes a lo largo de todo nuestro territorio, con una amplia diversidad climática, evidenciada por la presencia de 84 de los 109 pisos ecológicos que existen en el mundo. Más de 40 comunidades nativas se concentran especialmente en la selva amazónica, donde cohabitan poblaciones que se comunican en más de 26 dialectos hasta nuestros días. Esa diversidad, mixtura cultural y capacidad de los peruanos de asimilar, transformar y reinventar lo mejor del conocimiento local y foráneo es lo que nos convierte en ese país único que debemos defender, proteger y preservar frente a cualquier tipo de depredadores.
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