Una joyita

Resultó siendo públicamente una joya. Y de las de ´antaño´, para usar una palabra cara a la señora. Porque –adornos aparte– si antes pedía que le guardasen el puesto en la Reniec, hoy quiere que, en aras de la ´institucionalidad´, le aseguren el puesto actual.

Resulta imposible pensar –salvo detectando cinismo– que las voces más renuentes a cumplirle este favorcito a la señora provengan de aquellos que votaron por ella y por su plancha reformateada en el JNE. Votaron entonces por la trayectoria de una persona que sabía de las intimidades de su partido y de la gestión de sus tesoros. Curioso –por decir lo menos– que estos ciudadanos tengan un denominador común: haber votado y haber hecho prédica mediática por Toledo, Nadine & Humala, Susana, PPK, Vizcarra. Y también, obvio, por Castillo, cuyos Consejos Ministeriales descentralizados no eran otra cosa que cumplir con el libreto de ´agitación y propaganda´ reclamadas por  el mismísimo Sendero Luminoso.

Más comprensible resulta el voto de ´los más´ en segunda vuelta. Influidos por el anti china no quedaba otra. A fin de cuentas –y este es el problema para lo que se viene– pocos votos logran los candidatos en primera vuelta. Más lo hacen por oponerse al otro ,y si ese otro es ´de color modesto´ –usando una expresión ribeyreana– tiene las de ganar ante todo aquello que siquiera roce lo simbólicamente ´blanco´. Conveniente dispersión inicial de votos para instrumentalizar políticamente el racismo.    

Sabemos que en La agonía del cristianismo Unamuno usa el término agonía como lucha. Y recuerdo que con Luis Jaime Cisneros leímos San Manuel Bueno, mártir, también de Unamuno. Y allí explicitaba el sentido de aquella lucha. Entre fe y duda, judaísmo y helenismo, lo colectivo y lo individual, en fin, opuestos dilemáticos que elucidaban su concepto de agonía como lucha.

Pero volvamos a nuestra muy o poco literaria política. Porque al habernos encerrado mediáticamente entre falsos dilemas hemos aceptado pasivamente el pretexto de una supuesta confrontación ideológica. A pesar de que en las comprobaciones políticas vemos luchas que son simplemente por el Poder y sus mieses. Allí donde esté la posibilidad de vivir del Estado, levantaremos la coartada de la bandera política.

Joyas y joyitas abundan entre nosotros. Pero tal vez podríamos eliminar su sinonimia con el Poder. Ello implicaría profundas reformas políticas que de seguro no se darán. Añado algunas reformitas simples. Meritocracia y tiempo de militancia en los partidos, obligación de cualquier aspirante a cargos públicos pagados por nuestros impuestos de aceptar levantamiento de secretos bancarios y aun de comunicaciones. Si se trata de un Estado donde saber leer y escribir es indispensable –por ejemplo, en el  Congreso– es necesario que todo aspirante pase por una prueba de comprensión lectora. Así sea doctor.