Berit Knudsen
“Tenemos hambre”, gritan los cubanos
Sin pan, leche ni energía eléctrica
A pesar del grave peligro que significa para el pueblo cubano ejercer cualquier libertad individual, como el derecho a expresarse y manifestarse, el domingo 17 de marzo salieron a las calles en varias ciudades, especialmente en Santiago de Cuba y Bayamo. El régimen cortó las comunicaciones y bloqueó inmediatamente las redes sociales para evitar que la protesta se multiplique y la información llegue a la comunidad internacional.
En enero de este año el gobierno cubano tuvo que pedir ayuda internacional para enfrentar el desabastecimiento de leche; pero en febrero el problema se extendió con escasez de pan, por falta de harina. Con un sueldo mínimo de 2,100 pesos, el pueblo tuvo que pagar hasta 350 por cinco panes. El presidente Miguel Diaz Canel salió a explicar la situación, pero una vez más sin soluciones. Hoy el problema se ha extendido al sector energético por falta de combustible para abastecer a las plantas eléctricas, muchas de ellas en malas condiciones, y los pobladores viven sin luz por más de 13 horas diarias, con el consecuente problema para acceder a servicios básicos como salud y educación.
La población ha decidido desafiar a ese gobierno represivo. El presidente Díaz Canel ha manifestado que “varias personas han expresado su inconformidad con la situación del servicio eléctrico y la distribución de alimentos, contexto que se intenta aprovechar por los enemigos de la Revolución”. Pero decenas de oficiales motorizados, agentes vestidos de civil y patrullas de las boinas rojas ya estaban en las calles.
Cuba es un pueblo desesperado. Ni las graves represalias, ni la violenta represión sufrida por los manifestantes del 11 de julio de 2021 ha impedido que tres años más tarde los cubanos vuelvan a poner en riesgo su ya restringida libertad para salir a las calles y expresar sus demandas. Los resultados de las protestas de 2021 fueron más de 1,000 personas detenidas y 297 condenados a prisión con penas entre 4 y 30 años por sedición, 55 de los cuales fueron jóvenes de 16 y 18 años.
Durante la noche del domingo circularon videos con movilizaciones en las calles como respuesta del gobierno, aplicando la represión y como era predecible, hubo persecuciones, militarización de algunas zonas y podemos imaginar que lo que buscaban era detener a los disidentes. Las demandas de los manifestantes son claras: corriente eléctrica, comida y libertad. Pero los funcionarios del Partido Comunista evidencian la preocupación del gobierno por la creciente agitación social y el malestar generalizado, con más medidas represivas.
El gobierno de los Castro sigue con su agenda, prestando más atención a las relaciones internacionales con las dictaduras y los satélites que respaldan a esos regímenes. Tal es el caso de Brasil, con el presidente Lula, que ha firmado un acuerdo para que los miembros del servicio diplomático carioca sean capacitados en Cuba.
El mundo no es multipolar, sigue siendo bipolar, aunque las tendencias hayan cambiado. Ya no es comunismo contra capitalismo, hoy la lucha que enfrentamos es entre dos bloques: los países autoritarios (y sus variantes) contra las democracias defensoras de las libertades individuales. No hay más. La comunidad internacional y sus organizaciones deben entender que el gran peligro latinoamericano es Cuba y sus 65 años de dictadura. Hoy debemos escuchar y apoyar el clamor de un pueblo que es capaz de nadar en un mar de tiburones para buscar “pan y libertad”.
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