Guillermo Vidalón
Superar la crispación
Es necesario que los dos candidatos dialoguen
Keiko Fujimori y Pedro Castillo deben saber que en la ciudadanía la percepción de fraude electoral es enorme. Y cada día que pasa se incrementa la desconfianza en la actuación del Jurado Nacional de Elecciones, lo que restará autoridad a quien finalmente resulte ungido como mandatario.
Son sospechosos la resistencia a cotejar la autenticidad de las firmas registradas en los padrones electorales y el desbalance de casi 1.5 millones de personas entre el registro de personas mayores de 18 años, según el Ministerio de Salud y los padrones del Reniec y la ONPE. Inclusive se ha demostrado que la identidad de muchos fallecidos ha sido suplantada para ejercer el voto ¿a favor de quién? Lo cierto es que todas las denuncias apuntan en una sola dirección, precisamente por parte de la agrupación política que más presión ejerció para una proclamación express, sin mayor interés por conocer qué pasó y cuál ha sido finalmente la voluntad de los electores.
Sin embargo, más allá de los vericuetos de la siempre convulsionada política local, lo que realmente les interesa a los ciudadanos es superar la pobreza lo antes posible. Y que mejoren los servicios públicos administrados por el Estado, como la educación, la salud, la administración de justicia y la seguridad ciudadana. Si hay consenso, lo mejor que podrían hacer ambos candidatos es comprometerse a garantizar la estabilidad del tipo de cambio, ratificando al actual directorio del Banco Central de Reserva o proponiendo a especialistas de primer nivel, que garanticen que los ingresos de los sectores menos favorecidos no terminen siendo licuados por la inflación que empieza a asomarse.
Los candidatos deberían reunirse, aunque sea en privado, para compartir su visión de futuro del país y comunicar aquello que propondrán, de llegar a la presidencia cualquiera de los dos. También deben tener presente que la economía mundial está dinamizándose rápidamente; y es en estas circunstancias que los países productores de metales tienen una gran oportunidad para alcanzar el desarrollo sostenible, y no de manera efímera. En Venezuela, Chávez y Maduro desaprovecharon la oportunidad que el mundo les ofreció cuando los precios del petróleo alcanzaron récords históricos. Esa frustrada experiencia no debe ser repetida por ningún país.
¿Qué deberían acordar los candidatos? Primero, promover las condiciones económicas y sociales que permitan incrementar la infraestructura productiva, lo que implica generar confianza en los inversionistas, reglas claras y perdurables en el tiempo. Nada de nueva Constitución que postergue las decisiones de inversión por dos o más años. Tengamos presente que la pobreza ha alcanzado a un tercio de la población, y que esta no puede esperar más.
Segundo, contratar servicios de acreditación de la calidad de la educación y salud pública. A los más pobres les interesa que ambos servicios sean buenos, más allá de quién los brinde. Tercero, impulsar un vasto plan de desarrollo de infraestructura vial y conectividad. Cuarto, seguridad ciudadana, con respaldo a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.
El alza de los precios de los metales impulsará la recaudación, por lo que resultará innecesario el incremento de las tasas impositivas. Solo así se reduce efectivamente la pobreza, generando mayor bienestar para más peruanos. Lo peor que podría hacer el próximo gobierno es malgastar dichos recursos en obras intrascendentes, caer en el solaz del timón automático y negarse a liderar el crecimiento continuo y acelerado de la economía nacional.
Ojalá, alguna(s) autoridad(es) eclesial(es) promueva(n) el encuentro. Fujimori y Castillo deben reunirse para comunicar al país que son capaces de hallar puntos de acuerdo, de respaldarse mutuamente. Y que ello está por encima de su voluntad de seguir luchando para que se encuentre una definición que responda a la voluntad ciudadana.
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