Alejandro Arestegui

Sobreponiéndose a la tragedia

La necesidad de la cooperación frente a los desastres naturales

Sobreponiéndose a la tragedia
Alejandro Arestegui
08 de febrero del 2024


El 6 de febrero de 2023 ocurrió una de las mayores tragedias que se recuerda en la época reciente. Una serie de terremotos afectaron la zona suroeste de Turquía y el norte de Siria ocasionando más de cincuenta mil muertos y miles de edificios reducidos a escombros. Esta columna no pretende hacer una remembranza de la tragedia, sino que busca enfocarse en el proceso de reconstrucción partiendo desde el sector privado y las comunidades organizadas de individuos. Normalmente se piensa de forma errada que el Estado es el único que puede proveer financiación y ser el único orientador en el proceso de rescate y posterior reconstrucción. Sin embargo, es necesario poner en contexto que es lo que sucedió y por qué países latinoamericanos tales como el Perú, Chile, El Salvador, México o Guatemala deben estar alertas al ser países con intensa y permanente actividad sísmica.

Hace un año, el 6 de febrero de 2023, Turquía y el norte de Siria fueron sacudidas por dos terremotos, el primero de magnitud 7,7 con epicentro en tierra en la zona de Elbistan, el segundo de 7.6 tuvo como epicentro (también en tierra) al distrito turco de Pazarcık, ambos en la provincia Kahramanmaraş. La primera reacción que la ciudadanía tiene luego de ocurrido un desastre natural es, obviamente, acudir al estado en busca de ayuda y exigirle que se ponga en marcha las tareas de rescate. En el caso específico de Turquía el gobierno de Erdoğan se mostró bastante activo y con ansias de apurar el proceso con los fines de rescatar a la mayor gente posible de los escombros.

Sin embargo, hubo serias acusaciones dónde el gobierno central de forma malvada solo enfocó sus esfuerzos de ayuda y rescate en las provincias gobernadas por el oficialismo. El partido del gobierno, el AKP, iba a enfrentar una difícil reelección en mayo de 2023, dejando de lado a otras provincias como Hatay, cuyas autoridades son de la oposición kemalista. Por otro lado, el día 9 de febrero de 2023 el gobierno censuró la red social Twitter (ahora X), lo cual es un absurdo completo, ya que a pesar de que en esta red abundan los mensajes de crítica hacia el gobierno también fue ampliamente utilizado por los ciudadanos turcos para pedir ayuda, muchos pudieron ser rescatados de los escombros gracias a los mensajes que enviaron a través de esta red social. 

Por lo expuesto anteriormente, es evidenciable en cualquier parte del mundo que los estados pueden comportarse de una forma generosa y paternalista ante un desastre, pero también puede sacar lo peor de sí demostrando una vez más lo tiránico y despótico que puede convertirse el monopolio del uso de la fuerza, restringiendo el ingreso de ayuda, censurando los medios o peor aún, con su habitual ineficiencia y lentitud para ejecutar, puede convertir a la reconstrucción en una tarea de proporciones titánicas para los habitantes sobrevivientes de la comunidad. Es aquí, donde, aparte de realizar críticas y continuas quejas hacia los estados, los liberales debemos proponer sugerencias razonables y coherentes, que permitan a los sobrevivientes de cualquier tragedia o desastre natural. 

Poder sobreponerse mejor sin la necesidad de recurrir permanentemente al estado. Las comunidades conscientes de que habitan un lugar geográficamente propenso a sufrir desastres naturales que sus miembros deben aportar voluntariamente a una especie de Fondo Intangible para Emergencias. Obviamente con aportes de forma constante en el tiempo y de acuerdo con sus posibilidades. Este fondo sería empleado por la comunidad para cubrir los gastos del rescate, reparación y reconstrucción posteriores a la catástrofe, por lo tanto, este fondo debería estar compuesto no solamente de activos de valor estable con el paso de las generaciones, sino que también debe ser invertido y constantemente ampliado para progresivamente convertirse en una suma cuantiosa que, en el momento del desastre, tendrán un efecto de alivio económico (también es menester hallar los mecanismos formales y legales para evitar que el fondo sea corrompido, mal empleado o despilfarrado). 

Muy aparte de ello, el deber de todo estado no solamente radica en permitir que las regiones afectadas sean exoneradas de impuestos y tasas, sino además en eliminar cualquier control de precios y restricciones. Estos controles son impuestos por el gobierno so pretexto de combatir la especulación y la escasez, pero dejemos que el libre mercado actúe y que personas con nuevas ideas y métodos puedan ingresar a la región. Hablo no solamente de voluntarios y rescatistas de diversas partes del mundo, sino también de emprendedores y empresarios que puedan establecer negocios que sean de mutuo beneficio, tanto para ellos como para los miembros de la comunidad damnificada. El persistente e inevitable crecimiento de la actividad económica posterior a una tragedia o catástrofe es inevitable, y esto demuestra que la economía se reactiva por mera necesidad de la comunidad, no puede existir mejor ejemplo que lo sucedido en las comunidades dentro de los barrios y zonas densamente pobladas de Nueva Orleans luego del Huracán Katrina de 2005; y de cómo lograron una recuperación económica bastante rápida sin tener que recurrir a las continuas ayudas del gobierno federal norteamericano. 

Justamente en esta ocasión su servidor les ofrece dos títulos de libros que les ayudarán a reflexionar y profundizar en el tema: El primer libro se titula Community Revival in the Wake of Disaster de Virgil Henry Storr, Stefanie Haeffeke-Balch y Laura E. Grube, en esta obra puedo destacar puntos relevantes que tratan los autores, tales como el emprendedor como el principal líder y conductor de cambio social en la comunidad damnificada, así como los mecanismos para fomentar la resiliencia en las comunidades afectadas, para que salgan adelante por sí mismas y puedan sobreponerse sosteniblemente. El segundo título que les ofrezco se titula Doing Bad by Doing Good de Christopher J.Coyne, este título en específico se centra en explicar el por qué la ayuda humanitaria promovida por ciertas oenegés vinculadas a gobiernos o grupos de lobby siempre resultan en una ayuda mediocre e ineficiente, casi tanto como las que promueve el estado mismo. Para el autor los responsables de este sistema mediocre radican principalmente en la excesiva burocracia de las ONG y el eterno problema del estado: La omnisciente planificación central.

Como conclusión, estimado lector, espero que estas palabras los inviten a la reflexión y a la toma de conciencia. Para cualquier emergencia y desastre que puedan surgir, esté siempre alerta, preparado en su hogar, pero también en su comunidad, ya que téngalo por seguro: El gobierno tardará y mucho en ayudarlo específicamente a usted y a su familia. Nadie conoce mejor la zona del desastre y sus necesidades primordiales después del desastre que usted y los conciudadanos de su localidad. Es muy difícil que el individuo por sí solo pueda sobreponerse a la tragedia, será momento de la unidad y la cooperación espontánea, con el fin de recuperarse y resurgir de nuevo.

Alejandro Arestegui
08 de febrero del 2024

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