Sin oposición no hay democracia robusta

No tengo la menor duda de que la reciente alianza que ha llegado a la Mesa Directiva del Parlamento tendrá fuertes repercusiones negativas en el futuro político electoral de partidos como Fuerza Popular, Alianza para el Progreso y el mismo Perú Libre. La decepción ciudadana respecto a esta alianza, llamada antinatura, hará que los ciudadanos, decepcionados y hartos, empiecen a mirar otras opciones. La ausencia de mirada de futuro, el afán por el protagonismo inmediato, la falta de una visión de Estado y sobre todo el ambiente de cortesanos ansiosos de beneficiarse con algo en el corto plazo, ha llevado a estos partidos a hacerse de una alianza que no creo que haga las reformas que el país necesita o plantee una agenda legislativa mínima con objetivos importantes. Se habla graciosamente de derechas, centro e izquierdas. Suena bien, pero no es lo que se necesita. Lo que el país requiere, con urgencia, es oposición y oficialismo. Así funciona una democracia desarrollada.

En su reputado libro “Cómo mueren las democracias” el profesor Steven Levitsky indica cómo “este tipo de pacto con el diablo beneficia a los advenedizos”; pues estas alianzas, desde el momento que son repudiadas, hacen que los recién llegados, los nuevos partidos, adquieran poder. Y para esto no es necesario ideología: el principal alimento de los que se irán a otras opciones políticas es y será la decepción.

Lo que estamos viendo podría constituirse en un paper, en una suerte de “caso de estudio” de lo que se debe hacer para destruir o debilitar una democracia. La ausencia de oposición, creer que la mejor forma de ayudar a un gobierno es claudicando del rol opositor y fiscalizador es el mayor de los errores. Es lo que más ayuda a destruir una democracia, pues permite que se enseñoree y se amplíe a niveles espeluznantes la corrupción.

En su clásico libro “¿Qué es la democracia?” el profesor Giovanni Sartori pone en el centro de la discusión a lo que Schumpeter denominaba la “teoría de la democracia competitiva”. En ella recuerda que los partidos políticos deben ejercer una lucha competitiva por el poder para lograr el favor popular. ¿De qué manera se desarrolla esta lucha competitiva por el poder? Desarrollando los mecanismos de enfrentamiento a través del juego oficialismo y oposición. La contraposición de ideas, la fiscalización, la posibilidad de contrarrestar las decisiones de política sobre la base de presentación de alternativas fortalecen a las democracias y sobre todo fortalece a los partidos.

En el Perú estamos muy lejos de eso. Se prefiere una alianza que apoye a Dina Boluarte en búsqueda de “gobernabilidad” (¡qué lejos están de conocer la definición correcta del término!) a ejercer una leal oposición. A Fuerza Popular o a Alianza para el Progreso más les convendría hacer un gabinete en la sombra que fiscalice y proponga alternativas o proyectos que servir de soporte a un Ggbierno como el de Dina Boluarte, que solo busca quedarse hasta el 2026.

Con la nueva Mesa Directiva del Congreso no solo no ha ganado el Perú, como algunos dicen, se ha debilitado aún más nuestra democracia. Y así el futuro que se avecina solo será más penoso y turbulento.