Maria del Pilar Tello

¿Será la Inteligencia Artificial positiva para todos?

Muchos piden regulación y presencia de la ética en la IA

¿Será la Inteligencia Artificial positiva para todos?
Maria del Pilar Tello
01 de junio del 2023


La humanidad entera está entusiasmada por la inteligencia artificial, pero en sus cúpulas más informadas, con mayor conocimiento de sus avances, está profundamente alarmada por sus posibles efectos negativos en nuestras vidas donde está cada vez más presente. Aunque para muchos la IA es invisible dado que nos hemos acostumbrado a su presencia ubicua. Desde las recomendaciones de las películas que vemos hasta el trayecto que seguimos, sin olvidar la música que escuchamos y su protagonismo en las diversas pantallas que forman parte de nuestros días.

Estamos impactados por la presencia del ChatGPT, que hoy es la tecnología más rápida de la historia, la tenemos tan cerca que podemos consultarla sin intermediarios al igual que nos conectamos con un amigo. Desprevenidos de los falsos contenidos o de las invenciones que nos puede entregar en sus respuestas.

Uno de los aspectos más temidos de la IA sigue siendo la automatización del trabajo que se afirma dejará a cientos de miles de familias sin recursos, pero poco se habla de que ahora mismo la IA requiere de miles de empleados mal remunerados para construir, mantener y poner a prueba sus sistemas. Seres humanos que se ocupan de la eliminación de los contenidos tóxicos que puede hacerse manualmente lo que resulta altamente deshumanizante sin mencionar los grandes problemas medioambientales ya que los chatbots se alojan en centros de datos que dejan una huella de carbono equivalente a 125 vuelos de ida y vuelta de Nueva York a Pekín. Se añade el enorme gasto de electricidad de los servidores.

Hasta ahora reina la confusión. Muchos piden regulación y presencia de la ética de la IA pero pasará mucho tiempo para que surja el consenso con tantos intereses económicos involucrados. Las mismas grandes empresas están pidiendo regular la IA, pero tras las controversias no se dice que estamos ante un gran mecanismo de dominación e influencia en el pensamiento de los usuarios. Que tiende a concentrar poder, recursos y decisiones en una pequeña élite del sector tecnológico lo que agrava la dictadura tecnológica que abordamos en nuestro reciente libro publicado por la Universidad Ricardo Palma(*).

Y afecta, cómo no, a las democracias del mundo que debería enfrentar los riesgos de IA de forma cooperativa supranacional para hacer prevalecer el interés público ante el privado de minorías que tienen la sartén por el mango desde su dominio en la innovación y la administración de los avances científicos y tecnológicos. Estamos en un momento de fragilidad de la humanidad que no afronta las oportunidades y los riesgos desde la diversidad de intereses, enfoques y herramientas, protecciones regulatorias y beneficios que deben ser para muchos y no solo para los que pueden pagar.

Lo más importante es cómo vamos a garantizar que los sistemas de inteligencia artificial generativa sean justos, que sus respuestas sean adecuadas y que no haya sesgo a consecuencia del poder. Lo mejor que tenemos por ahora es la AI Act, la propuesta de regulación de la Unión Europea, que costó años para el consenso. Y que no es tan factible en Estados Unidos que, a pesar de ser el país líder en IA generativa, resulte el más permisivo desde las regulaciones. Tiene incluso menos regulaciones que un país autoritario como China.

Pasó una década desde que Edward Snowden denunció el espionaje oficial de las grandes potencias usando la incipiente IA de entonces. Podemos imaginar cómo se está aplicando ahora para esos mismos objetivos. Pero lo más impresionante sigue siendo la discriminación que produce y la toma de decisiones basándose en el reconocimiento emocional muchas veces automático que se ha constatado es de poca ­fiabilidad, pero es un gran negocio con millones de beneficios para las corporaciones.

La humanidad está ante un gran desafío que se suma al de la desinformación que la mala gestión de la IA incrementará. Nadie atiende las advertencias de los llamados whistleblowers, los trabajadores que denuncian dentro de las empresas. Tampoco funcionan los intentos de autorregulación interna. Lo único que puede solventar la situación es crear una regulación efectiva compartida. Una agenda urgente cuya atención debemos exigir.

* María del Pilar Tello. La dictadura tecnológica. El Big Data, base de un nuevo poder. Universidad Ricardo Palma. 2023

Maria del Pilar Tello
01 de junio del 2023

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