Se mueve el tablero electoral

Candidatos avanzan y retroceden en enero

La última encuesta de CPI, si bien puede complementarse con los sondeos que vienen en días siguientes, muestra un claro movimiento del tablero electoral. Acuña llega al segundo lugar, PPK baja al tercero, Keiko se mantiene a la cabeza, Alan se ha estancado, Toledo pasa al grupo de los pitufos, y Guzmán –que ha sido la sorpresa– se ubica ahora entre los cinco protagonistas. Ese solo trasvase de votos representa una primera tendencia que, si bien en enero no indica un horizonte absoluto, muestra la intención de un electorado de aquí al 10 de abril.

Digamos que los que más se mueven, en orden de intensidad, son Guzmán y Acuña para arriba, y PPK hacia abajo. Tal como se aprecia en los números, es posible que los votantes de Kuczynski hayan migrado hacia el candidato Guzmán, a quien las redes han bautizado como el “PPK junior”. Es justamente en el espacio virtual donde Guzmán ha ido cosechando adeptos, principalmente, entre los jóvenes. Un electorado que, ciertamente, no se debe desmerecer, teniendo en cuenta que la juventud votante acumula alrededor del 40%. Sin embargo, la recta final de la campaña será más auspiciosa para el candidato que tenga la billetera más gorda; capaz de llenar las pantallas y la ciudad de anuncios coloridos, plagados de medias verdades y cargados de impacto.

Nos guste o no, ya sabemos que nuestro elector promedio no lee planes de gobierno; le importa un carajo la reforma del Estado, el déficit de infraestructura, la gran inversión paralizada y los índices de la macroeconomía; ese elector promedio, para nuestro pesar, se informa básicamente por el comentario de la reunión social o familiar, por el supuesto beneficio grupal o gremial, por la cantidad de regalos que el candidato les hace en alguna gira, por el grito efectista o por la promesa más alucinantemente imposible de llevar a la realidad. Y ese perfil del candidato platudo ya sabemos a quién le calza mejor.

Sigo creyendo, y en estas líneas reafirmo lo dicho en una columna anterior para este medio, que Acuña es el candidato del gobierno. Y curiosamente sube por cualquier otro “mérito”, pero ninguno que se aproxime siquiera a esta alianza asolapada que ha sellado con Palacio. El único agente visible de este pacto es el asesor Favre, pero el elector promedio no llega a comprender –por lo menos hasta estos días– los entretelones de esta junta. De un lado, la pareja Humala Heredia necesita, desesperadamente, un gobernante que les asegure impunidad en el quinquenio que viene. Está claro que cualquier otro candidato no podría entrometerse tanto en el sistema de justicia, como para salvar el pellejo al Presidente y su esposa por el caso de las agendas. El único capaz de semejante despropósito es Acuña. Cualquier investigación o proceso pasará al archivo con las influencias del candidato de Alianza para el Progreso. La pareja, por su parte, va a aprovechar los desastres del Niño para llevar ayuda a los damnificados y aparecer como la gran salvadora de la desgracia.

Al cierre de esta columna, tras recibir los datos de la encuesta de Datum, queda claro que Julio Guzmán es la sorpresa de enero, pues ha logrado agrupar un grueso de votantes que lo han llevado al elenco estable de la contienda. ¿De dónde sacará Guzmán más votos para seguir subiendo? PPK es su objetivo, aunque García podría ser otro nicho para sumar votos, por lo parecido de la oferta que presentan ambos candidatos. Dos encuestas confirman que la Alianza Popular no logra aún calar en el elector promedio. Vaya que esta elección hará sudar a más de uno que se sentía seguro antes y durante la inscripción de sus candidaturas. En suma, esto recién comienza a calentar.

Por Jaime Chincha