Heriberto Bustos
¡Se acabó el recreo!
Sobre el paro de 48 horas de los maestros del sur del Perú
No resulta difícil recordar el eslogan de un candidato a la Presidencia de la República, quien pretendiendo señalar que, debido a la desidia y falta de decisión política de los gobernantes, se había perdido demasiado tiempo en resolver los problemas del país, por lo cual resultaba necesario acelerar acciones que reviertan dicha situación. Para ello acuñó en su campaña el sugestivo lema: “¡No perdamos más tiempo!; es hora de cambiar el Perú, y necesitamos gente que sepa hacerlo. ¡Se acabó el recreo!”. Por azares del destino y su cercanía a la corrupción, no tuvo más de 20 meses para darse cuenta de la dificultad de cumplir con su “promesa”, viéndose obligado a ceder la posta y trasladar el problema a un miembro de su equipo que no hizo suyo el mensaje y que permitió, por el contrario, que el entretenimiento continúe.
Como en toda circunstancia o acción, siempre hay alguien que sube a la palestra intentando imitar mensajes; ahora en circunstancias de constante amenaza de movilizaciones, paros, huelgas y otras acciones originales de protesta contra el gobierno, vemos que algunos dirigentes magisteriales, acostumbrados por su labor a momentos de recreo, asumen que su silencio debe culminar y, aprovechando la efervescencia de protestas de sectores organizados de la población, anuncian el inicio de medidas de apoyo y preparación de acciones con plataforma propia. Es el caso de los maestros del sur, que realizan un paro de 48 horas (24 y 25 de julio) en apoyo de los pobladores de Islay que se oponen al inicio del proyecto minero Tía María.
Con perfil propio se presenta el sector dirigido por Castillo (vinculado a posiciones políticas extremistas) anunciando la realización de una marcha y reencuentro de amautas los días 27, 28 y 29 de julio. Se operaría desde las provincias a la capital, a fin de exigir a que el Tribunal Constitucional obligue al Ministerio de Educación que los reconozca como interlocutores válidos del magisterio nacional. Añaden a su convocatoria: mejora de presupuesto e infraestructura, rechazo a la ideología de género que se impone desde el Minedu, textos escolares y alimentación para instituciones de secundaria que trabajan con la denominada jornada escolar completa.
Asimismo, y para no quedarse atrás, el Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Unitario de Trabajadores del Perú (más conocido como Patria Roja), anuncia la realización de la II Asamblea Nacional de Delegados en la primera semana de agosto, III Macro Regional Ucayali (12 al 17 de agosto), IV Macro Regional Lima Metropolitana (19 al 24 de agosto); reuniones que, como es de suponer, determinarán plataformas de lucha y acciones concretas. Los primeros intentan aglutinar fuerzas mediante la movilización en el periodo vacacional, y los segundos convocan a reuniones “formales” como reconocimiento de su debilidad organizativa. Disputarán su “hegemonía” y “capacidad de convocatoria” asumiendo que el mensaje más atractivo es el relacionado con mejoras económicas. Un grupo minoritario, que perdiera la brújula en el escenario actual de conflictividad, se sumará a las protestas sin mayor incidencia: los cusqueños liderados antaño por Meza (vinculado a los pukallactas)
Lo señalado pone de manifiesto la debilidad organizativa e ideológica de quienes asumen la conducción, que tras promover la división del magisterio no logran aún recuperar capacidades de convocatoria. Una situación que no debiera ser desdeñada por la “contraparte”; es decir, por el Ministerio de Educación, cuya flaqueza en términos de conducción educativa, al resultar más que evidente, puede presagiar su estallido.
Resulta altamente probable que la conflictividad en marcha pueda estimular el estallido de emociones. Y que estas iniciales acciones se transformen en un movimiento creciente que, de no ser tratado con inteligencia y oportunidad, termine siendo catalizador de protestas mayores. En verdad, desde cualquier ángulo que se vea, pareciera que ¡se acabó el recreo!
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