Cesar Peñaranda

¿Quo vadis, Perú?

El reto del quinquenio 2021-2026

¿Quo vadis, Perú?
Cesar Peñaranda
03 de enero del 2021


¿Quo vadis, Perú (QVP)?, que significa “¿a dónde vas, Perú?”, era en los últimos años, y con mayor razón en la coyuntura actual, una pregunta muy relevante pues el país enfrenta un escenario de total incertidumbre, tanto para el corto como mediano-largo plazo, como resultado de una profunda inestabilidad política, social y económica que se ha ido generando a consecuencia de tener cuatro presidentes y dos congresos en poco más de cuatro años, todos de deficiente gestión. Resalta en particular el pésimo manejo para enfrentar la pandemia del Covid-19, que ha terminado con un altísimo costo en términos de fallecidos y una profunda recesión. Todo esto se enlaza con una campaña política de cara a las elecciones de abril del 2021 que conlleva absurdas leyes aprobadas por el Legislativo; lo que es exacerbado por grupos extremistas enemigos del sistema imperante de democracia con economía social de mercado establecido por la Constitución, Carta Magna que algunos pretenden cambiar bajo la falacia que es la causa de todo.

Es decir, llegaron las siete plagas o se produjo la tormenta perfecta, lo que se tiene que enfrentar con claridad, convicción y decisión. Claridad para definir con precisión y detalle lo que corresponde realizar para resolver los problemas críticos e inmediatos, de salud y económicos, a la par con retomar el rumbo del programa económico iniciado en los noventa para profundizarlo y consolidarlo. Estamos convencidos de que ello permitirá lograr los objetivos centrales de reducir la pobreza, la inequidad en la distribución de oportunidades, la informalidad, la inseguridad y la corrupción, con lo que progresivamente se alcanzará mayor bienestar general para la población. Y también con decisión para acordar y aprobar la normatividad necesaria y ejecutar las acciones que correspondan en el momento oportuno, sin dejarse presionar por manifestaciones o protestas públicas; menos aún si ellas son violentas, claramente impulsadas o azuzadas por grupos antisistema. 

En este contexto, y dado que la situación es muy delicada, corresponde tener muy presente lo coyuntural y lo estructural. Por ello es imperativo que el actual Gobierno y Congreso, ambos transitorios y de muy corta duración, se limiten estrictamente a realizar lo necesario para garantizar el imperio de la ley, la seguridad y el orden público, el libre tránsito. Y también dar los pasos mínimos requeridos para enfrentar satisfactoriamente al Covid-19 y la recesión económica, y asegurar que las elecciones de abril próximo sean limpias y transparentes. Justamente, corresponderá al próximo gobierno dar respuesta a lo estructural, al QVP, y precisar en detalle lo que planea ejecutar durante el quinquenio 2021-2026 que, por lo señalado, se torna crucial para el país. Para ello, por cierto, requerirá un Congreso que lo acompañe de manera coherente y consistente. Por ello es indispensable exigir al partido o agrupación política que aspira a ser gobierno presentar y explicar a la ciudadanía su programa de gobierno.

Más aún, convocar a los candidatos a la presidencia, o a cualquier otro representante, de los cinco o seis que lideran las encuestas a contrastar sus programas en presentaciones públicas, y comprometerlos a debates temáticos que comprendan los temas centrales que respondan QVP; o más directo, a dónde quieren llevar al Perú. En ese sentido, sugerimos lo que consideramos los cuatro grandes aspectos prioritarios, con sesgo económico, para enrumbar al país por la ruta que conduce a ser, más temprano que tarde, un país del primer mundo. 

Los dos primeros temas tienen que ver con el fortalecimiento de los cimientos del crecimiento; requisito necesario, aunque no suficiente, para crecer. El primero se refiere a las instituciones, esenciales pues están presentes en todo y dan confianza a los agentes económicos. Es vital conocer si se tiene prevista la reforma del Estado en sus tres poderes –Ejecutivo, Judicial y Legislativo–; en especial el primero, pues el gobierno de turno tendrá directa capacidad de ejecutar esa reforma y, por tanto, es necesario conocer los elementos claves que aseguren un accionar eficiente y eficaz del Poder Ejecutivo. A la par con precisar respecto a los otros dos poderes del Estado: cómo piensan propender a reformarlos, dado que no tiene injerencia directa.

El segundo tema es el relativo a preservar los fundamentos macroeconómicos que garantizan la estabilidad económica. En concreto lo pertinente a la política tributaria y fiscal para asegurar el retorno a niveles apropiados de deuda pública y déficit fiscal; o mejor aún, volver a generar un superávit que conlleve a reconstruir un fondo de contingencia. Determinar si se tiene en cartera una reforma tributaria integral y de qué características, así como los ajustes por implementar para lograr un eficaz gasto público, en especial lo que garantiza monto y ejecución adecuada de inversión pública.

Los siguientes dos grandes temas tienen vinculación directa con los motores del crecimiento. Uno es el pertinente a la inversión privada, nacional y extranjera, dado que explica el 80% en promedio de la inversión total, y ha sido duramente afectada los últimos años. Qué hacer para concretar la presencia activa de las empresas privadas en las obras de infraestructura y para mejorar el ambiente de negocios y reducir y atenuar los conflictos sociales a fin de asegurar inversiones en todos los sectores económicos donde se abran oportunidades.

Finalmente, está el tema de la productividad: qué hacer para incrementarla permanentemente y lograr así subir la competitividad de los agentes económicos. Pari passu con reducir la informalidad, aspecto que necesariamente requiere ejecutar las tan reclamadas reformas estructurales de la salud, educación, laboral y de pensiones; así como la de innovación, ciencia y tecnología, por mencionar las indispensables, cuyas serias deficiencias y atrasos fueron desnudados por el Covid-19.

Al menos estos cuatro aspectos sustantivos del quehacer nacional deben formar parte de los programas económicos de los partidos o agrupaciones políticas que aspiran a ser gobierno a partir de julio 2021, y por ende es necesario conocer directamente de los candidatos a la presidencia los puntos centrales de los mismos. Para efectos del debate que sugerimos los temas serán conocidos, pero no las preguntas específicas, pues en las respuestas estriba el grado de conocimiento y compromiso que sobre ellos tienen los candidatos, elemento clave para tomar en cuenta al momento de decidir nuestro voto.

La coyuntura actual exige dar la máxima importancia a las próximas elecciones. Por tanto, no seamos pasivos y demandemos conocer públicamente, en vivo y en directo, lo que piensan respecto de estos temas claves quienes aspiran a dirigir los destinos de nuestro país. Luego, hacer permanente seguimiento y evaluación del cabal cumplimiento de lo programado por parte del que resulte electo, realizar el accountability, como se dice en inglés, para oportunamente exigir los ajustes o cambios que corresponden.

Cesar Peñaranda
03 de enero del 2021

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