¿Quién podrá reunirnos ahora?

La situación se está poniendo más crítica y la polarización ya es incontenible. El relato de Lima versus las provincias, el “nosotros” versus “ellos”, está consolidándose. Solo escuchemos cómo hablan los manifestantes en el sur peruano azuzados por el relato de los extremistas de izquierda y por los delincuentes que han visto en esto una oportunidad de lograr impunidad (como, por ejemplo, los mineros informales en Ica). Lastimosamente necesitamos hoy más que nunca de un liderazgo que pueda proponernos una ruta como país; pero sobre todo que pueda devolvernos la esperanza en el futuro para poder volver a confiar entre nosotros (todos).

¿Quiénes nos llevaron a esta situación? Los extremos ideológicos, tanto el fujimorismo y la derecha, quienes decidieron hacerle la vida imposible con sus 73 congresistas a un gobierno situado en su misma vereda (pariendo a Vizcarra, Merino y Sagasti y dando inicio a la crisis política que padecemos hasta hoy), como la izquierda radical, capaz de llevar a cabo actos delincuenciales con tal de chantajear al resto de peruanos para alcanzar sus objetivos (una asamblea constituyente y una nueva constitución para atornillarse en el poder), sumándose siempre, oportuna e hipócritamente, la izquierda caviar, especialista en seleccionar muertos para elevarlos a su propio santoral.

Pero el Perú necesita un nuevo relato, no el de la polarización que nos divide y que desdibuja nuestra humanidad. Necesitamos un liderazgo firme, con talante, pero a su vez, capaz de despertar emociones y tejer imaginarios políticos. ¿Quién será capaz de hablar de “peruanos”, “hermanos” y no como “terrucos” o “limeñitos”? ¿Quién será capaz de convocar en lugar de provocar? ¿Quién será capaz de gobernar buscando el bien incluso de quienes no piensan como este? ¿Quién será capaz de buscar consensos y puntos en común en vez de un impostado y farisaico purismo ideológico? Será pues menester de este nuevo (y necesario) liderazgo, el sustraer la fuerza de la espiral del odio para convertirla en motor y motivo para construir aquel “nosotros” (todos).

En vista de ello, pienso que el terreno es perfecto para que, en el marco del plazo para la implementación de las reformas políticas necesarias para el adelanto de elecciones, se lleve a cabo un gran debate de participación nacional, en el que los intelectuales y pensadores de nuestras universidades, institutos, think thanks y miembros de la sociedad civil, expongan sus propuestas que nos saquen del entrampe en donde estamos atascados y nos ayuden a consolidar dicha unidad entendida como “peruanidad”. En ese sentido, no podemos dejarlo todo en manos de un Congreso de por sí ya bastante desacreditado y agonizante ya que eso sería quizás el último error antes del triunfo de cualquiera de los extremos en disputa que es paz para hoy, pero guerra para mañana.