Juan José García
¿Qué esperar en el sector de infraestructura este año?
El próximo gobierno y la infraestructura pública para el 2016
El 2015 fue para el Perú uno de los peores años de la última década en materia económica. Si bien no crecimos a tasas negativas, estuvimos muy cerca de hacerlo. Con suerte, las cifras de crecimiento del PBI arrojarán un anémico 3.5% para el año pasado, cifra que tendrá implicancias importantes sobre diversos sectores de interés nacionales, entre los cuales destaca el de infraestructura de uso público. ¿Qué tan bien nos ha ido en este sector y qué debemos esperar para el 2016?
La evidencia indica que nos fue bien en este sector, pero nos pudo ir (como siempre) bastante mejor. Se lograron varios avances, tanto en materia institucional como en proyectos específicos. Por un lado, se aprobaron dos leyes que tendrán un impacto positivo en los siguientes años: (i) la ley de promoción de la inversión privada mediante APP y (ii) la ley marco de adquisición y expropiación de inmuebles. Dichas normas le deberían dar más dinamismo a la fase inicial de los proyectos de inversión futuros.
De otro lado, se iniciaron las obras de varios proyectos importantes, de los cuales el más destacado es la Línea 2 del metro de Lima, el cual comprenderá una inversión de US$ 1,300 millones para los siguientes 5 años y promete ser el primer paso a la solución del tráfico limeño. No obstante, no podemos detenernos en seguir concesionando proyectos de este tipo el 2016, a pesar del ruido político que pueda generar el periodo electoral y de la pausa institucional por el cambio de mando a mediados de año. Como mínimo, este año deberíamos apuntar a adjudicar la Banda 700 MHz 4G de telefonía móvil y la Línea 3 del Metro de Lima.
Sobre el mecanismo de inversión de Obras por Impuestos (OxI) hay resultados diversos. Por un lado, las inversiones bajo este mecanismo se contrajeron en casi 54% el 2015, debido al impacto del enfriamiento económico local y global sobre la liquidez de las empresas. Evidentemente las empresas han optado por preservar su liquidez para afrontar cualquier posible embate económico, en lugar de realizar inversiones que tendrán un payoff en el largo plazo. Por otro lado, un cambio institucional permitirá que cualquier gasto excedente debidamente justificado en un proyecto de OxI será reconocido por la autoridad fiscal. Esto mitigará el riesgo de desarrollar proyectos bajo este esquema, fomentando así su utilización.
Finalmente, es necesario considerar que el 2016 no será un año de bonanza fiscal, sino todo lo contrario. El 2015 cerró con un déficit fiscal superior a los 2.5% del PBI; lo cual podría empeorar si es que los precios de los metales no mejoran, se sigue desacelerando la economía y no se equilibra el presupuesto fiscal. Por ello, para asegurar la continuidad de la participación pública en el sector de infraestructura, será necesario recurrir al endeudamiento público. Esto no es una mala noticia, puesto que actualmente la deuda pública del Perú equivale al 23% del PBI, lo cual es una cifra inferior al resto de países de la región.
Dada la situación de estancamiento en relación a la actividad privada, el impulso económico tiene que venir del sector de infraestructura de uso público. Por ello, y en línea con lo que promueve Contribuyentes por Respeto, el partido que gane los próximos comicios deberá priorizar en la agenda de los primeros cien días de gobierno el fomento al sector de infraestructura de uso público. No podemos darnos el lujo de que la pausa institucional del cambio de mando nos impida seguir creciendo. El sector de infraestructura es el camino.
Juan José García
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