Heriberto Bustos
Por la dignidad magisterial
En el Día del Maestro
Como siempre ocurre en una festividad de aniversario, la alegría o tristeza se manifiesta a través de canciones que rasgan el alma por los recuerdos. Una bastante conocida y que escuchamos cada 6 de julio, es Maestro (de Luis Almanza) que en sus versos dice: “Maestro / como no voy a recordarte / si tú me enseñaste a creer en Dios / a defender mi patria / a respetar a mis padres / a decir la verdad sobre todas las cosas / y, aunque la miseria azote / a jamás hincarme de rodillas / porque la dignidad de un hombre no tiene precio / Maestro, por todo esto, / hoy quiero agradecerte y pedirte / perdón por los que te olvidan”.
Ese triste y a la vez dulce sentimiento que encarna la actitud del maestro, perderá sentido y sabor en este aniversario. La palabra “maestro” ha sido lamentablemente devaluada por las actitudes de quien, siendo maestro, hoy como primer mandatario de la república es investigado por la Comisión de Fiscalización del Congreso por delitos de cohecho (sobornar a una autoridad o funcionario público mediante el ofrecimiento de una dádiva a cambio de realizar u omitir un acto inherente a su cargo), tráfico de influencias (tipifica y sanciona una conversación, por la cual una persona invoca las influencias que dice poseer sobre un funcionario o servidor público, ofreciéndose a interceder ante él en beneficio de su interlocutor), negociación incompatible (cuando un funcionario o servidor público, se interesa de manera particular en forma directa, indirecta o por actos simulados por cualquier contrato u operación que realizan particulares con el Estado), enriquecimiento ilícito (cuando el aumento del patrimonio o del gasto económico personal del servidor público, en consideración a su declaración jurada de bienes y rentas, es notoriamente superior al que normalmente haya podido tener en virtud de sus sueldos o emolumentos) y pertenecer a una supuesta organización criminal.
Este 6 de julio, fecha en que también se conmemora 50 años de la constitución del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), tras una real autocrítica en nuestra praxis pedagógica y política, sin arriar las necesarias banderas de la unidad y como soldados que luchan por una causa que otros han abandonado, tomemos el sentimiento de la vida real junto al compromiso social. Utilizemos nuestra energía para recuperar tanto la mística profesional como la esperanza de un Perú próspero, apropiándonos de las reflexiones de la maestra Argentina Teresa Condori en torno a la tarea docente en momentos de la pandemia de covid-19: “Siendo maestra a la distancia comprendí el valor de los encuentros, solo había que cambiar el lente con el que se mira, cambiar la desesperanza por la oportunidad de crear, de sensibilizar, de sostener, alojar y acunar nuevos aprendizajes”.
Tembién recordemos el llamado al compromiso social del maestro peruano José Antonio Encinas: "Cuando la sociedad actual se sacuda del egoísmo y los prejuicios que aniquilan sus más vitales funciones y cuando el maestro de su parte, deje de lado la rutina y se transforme en líder social, entonces el magisterio habrá sobrepasado en importancia a cualquier actividad humana". Rectificando caminos, recuperemos nuestra verdadera dignidad.
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